En un mundo donde el ruido de los conflictos parece ahogar la esperanza, Querétaro se levanta con valentía, alzando la voz por la paz. Este no es solo un gesto político, sino un llamado profundo a tocar el corazón de cada uno de nosotros. Es un recordatorio de que, aunque los tiempos sean difíciles y el futuro incierto, siempre hay oportunidad para comenzar de nuevo, para tejer una historia diferente, una en la que el respeto y la empatía guíen nuestros pasos.