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Triunfa el plan de un billón de árboles en EUA

Foto: Especial
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La idea tiene ventaja política: no conllevaba sacrificios. No significa una guerra contra el carbón ni a la transición de combustibles en EUA Lisa Friedman La gente le advirtió a Marc Benioff, el multimillonario director ejecutivo de Salesforce, que no se molestara en hablar con la Casa Blanca sobre el calentamiento global. Pero Benioff, un … Leer más

La idea tiene ventaja política: no conllevaba sacrificios. No significa una guerra contra el carbón ni a la transición de combustibles en EUA

Lisa Friedman

La gente le advirtió a Marc Benioff, el multimillonario director ejecutivo de Salesforce, que no se molestara en hablar con la Casa Blanca sobre el calentamiento global. Pero Benioff, un magnate de la tecnología y filántropo ambiental, estaba seguro de haber encontrado una solución para el cambio climático que podría gustarle incluso al presidente estadounidense, Donald Trump: plantar árboles.

No importa que la idea haya surgido del exvicepresidente Al Gore, que ha exigido la renuncia de Trump por sus políticas energéticas. No importa que Trump haya comenzado el proceso de un año para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático; que se haya burlado de Greta Thunberg, la adolescente sueca que es activista del clima, y que haya trabajado para eliminar todas las regulaciones destinadas a reducir las emisiones de calentamiento del planeta.

La idea de plantar un billón de árboles tenía una enorme ventaja política: prácticamente no conllevaba sacrificios. No significaba una guerra contra el carbón, no se refiere a la transición de los combustibles fósiles ni a la conservación de energía o la inversión en esas fuentes renovables de energía de las que Trump suele burlarse como cuando expresó que los molinos de viento causan cáncer o que los paneles solares no son “lo suficientemente fuertes”.

Simplemente sabía que era una muy buena idea. Así que decidí presentarla y ver qué pasaba”, comentó Benioff. “Incluso mi jefe de personal me dijo: ‘No lo hagas’”.

Analizar cómo fue que la iniciativa de los billones de árboles migró de las presentaciones de PowerPoint de Benioff hasta los pronunciamientos del presidente, primero en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el mes pasado, y la semana pasada en su Discurso sobre el estado de la Unión, es un estudio sobre la formulación de políticas ‘ad hoc’ en la Casa Blanca de Trump. Como era la propuesta personal de una celebridad, eso logró que la idea superara los filtros tradicionales. Un canal posterior a través de Jared Kushner, el yerno del presidente, le dio vida y la campaña de reelección, que ha tratado de suavizar algunos de los aspectos más controversiales de Trump, aseguró su publicidad.

Aún no se sabe si el Gobierno de Estados Unidos plantará algún árbol o si, a corto plazo, un billón de árboles sería un aporte significativo para detener los peores efectos del calentamiento global. Tom Crowther, un científico ambiental y autor del estudio que inició esa propuesta, advirtió que los beneficios completos no se verían durante aproximadamente 100 años, cuando la mayoría de los nuevos árboles alcancen la madurez completa. Crowther afirma que, durante ese tiempo, el mundo debe reducir las emisiones de combustibles fósiles.

“Si la plantación de árboles solo se usa como una excusa para evitar reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o limitar aún más la protección del medioambiente, entonces podría ser un verdadero desastre”, dijo Crowther, quien estudia la ecología de los ecosistemas en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

No obstante, esos detalles podrían resultar irrelevantes para una iniciativa de la Casa Blanca que se base más en la política que en la ciencia. Un alto funcionario del Gobierno de Trump describió la propuesta de los árboles como algo que el presidente cree que “unirá a las personas”.

Estamos comprometidos con la conservación de la majestuosidad de la creación de Dios y la belleza natural de nuestro mundo”, les compartió Trump a los inversionistas y líderes mundiales en Davos.

A pesar de su largo antagonismo con la ciencia climática, en los últimos meses Trump ha adoptado un tono más suave cuando se refiere a ese tema. En una reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, celebrada en diciembre, dijo que el cambio climático era “muy importante” para él. Recientemente negó el hecho innegable de alguna vez haber declarado que el calentamiento global era un engaño.

Incluso destacó que estaba leyendo un libro sobre el tema (según la Casa Blanca, el libro se titula ‘Donald J. Trump: Un héroe ambiental’ de Ed Russo, un exconsultor del presidente).

El compromiso del presidente con un esfuerzo global para plantar un billón de árboles para 2030 sorprendió incluso a los funcionarios de la Casa Blanca que trabajan en políticas ambientales. Trump nunca pronunció la frase “cambio climático” cuando hizo su promesa. En cambio, lo describió como un plan “para proteger al medioambiente”.

Sin embargo, los argumentos científicos de esa propuesta se centran en el calentamiento planetario. A medida que los árboles crecen, absorben las emisiones de dióxido de carbono que impulsan el cambio climático. Según los investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la reforestación mundial con 1.2 billones de árboles podría reducir el carbono atmosférico en la atmósfera en aproximadamente 25 por ciento.

Las encuestas muestran que muchos jóvenes republicanos están rompiendo con su partido por el cambio climático, por lo que los estrategas políticos describieron la iniciativa como parte de un esfuerzo para dirigir a Trump hacia mensajes más amigables con el medioambiente, sin abandonar el desarrollo de más energía proveniente de los combustibles fósiles que calientan el planeta.

Es obvio que el equipo del presidente entiende que eso es una debilidad para él en este momento debido a la retórica que ha usado, el rechazo de la ciencia climática y todas las acciones ejecutivas que son consistentes con esa retórica”, dijo Carlos Curbelo, excongresista republicano de Florida que defendió el proyecto de un impuesto al carbono cuando estaba en el cargo.

El cambio se está sintiendo en todo el Partido Republicano que ha pasado de negar, durante décadas, la existencia del cambio climático al decir que formaba parte de un ciclo natural y rechazarlo como un fenómeno indetenible a considerar algunas propuestas políticas modestas. El 12 de febrero, los republicanos de la Cámara de Representantes presentaron un paquete de legislación sobre el cambio climático que busca financiar la captura y el almacenamiento de las emisiones de dióxido de carbono de las plantas de combustibles fósiles, investigar nuevas formas de usar y comercializar el carbono capturado y conservar el medioambiente mediante, por ejemplo, la plantación de árboles.

Los árboles no son la única solución para abordar el problema del clima, pero diré que son, con mucho, una de las mejores soluciones”, dijo Bruce Westerman, representante republicano por Arkansas, que está desarrollando una legislación para que Estados Unidos participe en el plan del billón de árboles.

“Es un gran objetivo plantar un billón de árboles a nivel mundial, pero creo que el mundo necesita una gran solución”, contó Westerman, quien también es un ingeniero y silvicultor que estudió en Yale.

No se sabe cuáles son los compromisos que adoptará el gobierno de Trump para unirse al plan del billón de árboles. Mientras que un alto funcionario mencionó esta semana que la Casa Blanca estaba ocupada preparando la estrategia de la plantación de árboles, otro señaló que el presupuesto de 4.8 billones de dólares emitido el 11 de febrero no menciona ese plan.

“La gente piensa algo que en realidad no es cierto. Creen que no están interesados en escuchar nuevas ideas o escuchar sobre ciencia”, declaró Benioff sobre el Gobierno de Trump.

“Los árboles son el último problema bipartidista”, agregó. “Todo el mundo está a favor de los árboles”.

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