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La caricatura: entre la incertidumbre y la red digital

Foto: Especial
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A propósito del segundo Encuentro Internacional de Humor Gráfico ‘La línea de fuego’, numerosos dibujantes dan su opinión sobre el estado de este oficio en el país Entre censuras, espacios limitados, desarrollo de la tecnología con los teléfonos inteligentes, el ‘boom’ de las redes sociales (con sus ‘burlescos’ memes), y el pensamiento y el análisis … Leer más

A propósito del segundo Encuentro Internacional de Humor Gráfico ‘La línea de fuego’, numerosos dibujantes dan su opinión sobre el estado de este oficio en el país

Entre censuras, espacios limitados, desarrollo de la tecnología con los teléfonos inteligentes, el ‘boom’ de las redes sociales (con sus ‘burlescos’ memes), y el pensamiento y el análisis exhibidos por el cartón es como actualmente se entreteje la caricatura en México.

Jorge Manjarrez (Ciudad de México, 1968), director del Museo de la Caricatura, asegura que los caricaturistas son de “alto impacto” ya que dicen todo con solo unos cuantos trazos sin necesitar de un “rollo” para hacerlo: “A veces sin palabras se denuncia. El cartón es muy eficiente en temas políticos, por ejemplo. Su crítica es directa. Por eso no se centra solo en este tema, sino en cualquier otra línea interesante para la sociedad”, dice.

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En este universo polifacético es donde se ha desarrollado la caricatura, que desde los años 70 ha resistido amenazas, dice Manjarrez. Lo que está sucediendo ahora, enfatiza el mismo Manjarrez, también secretario general de la Asociación Mexicana de Caricaturistas, es la falta de fluidez económica para los medios que “critican al sistema”:

“Y eso es una censura terrible. Lo cierto es que habría que ser tolerantes con la crítica, porque la crítica también es constructiva. Un presidente que no acepta la crítica, lo que quiere es una prensa que le aplauda”.

Es por ello que Manjarrez, también considera que muchos periódicos se han ido a pique, porque no hay presupuesto publicitario del Gobierno.

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El tapón de la olla de presión

El mundo está viviendo la revolución de las tecnologías, donde las redes sociales han tomado un rol protagónico al difundir los trabajos personalizados. En este sentido, Juan Terrazas (Ciudad de México, 1970), presidente del Museo de la Caricatura, comenta que no vieron llegar la era del teléfono inteligente y los espacios que se abrirían con las redes sociales. Asegura que el oficio no está en crisis, sino los medios impresos son los que se encuentran en medio de ella.

“A lo largo de 200 años nos acostumbramos al papel. Ahora que nos lo quitaron, nos quitaron el piso. La crisis es porque la gente ya no compra periódicos. Un periódico es como un avión con sobrecarga, por ello, cuando dicen “aligeren el peso y tiren cosas para que se mantenga el vuelo”, al primero que tiran es al caricaturista”, lamenta.

Alfredo Guasp Alpuche (Ciudad de México, 1953) dice, a su vez, que ahora las redes sociales acaparan más espacio y “son el pretexto puntual para que desaparezcan periódicos, desechando así a caricaturistas y a periodistas”, asunto que dice ha llegado hasta los rotativos con más prestigio, como ‘The New York Times’, edición que desde el 1 de julio no publica ya cartones políticos.

Para Rictus (Ciudad de México, 1978), la caricatura va sufriendo, junto con los medios de comunicación impresa, la crisis debido sobre todo a la competencia digital:

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“La migración a lo digital ha reclamado un sacrifico de muchas plumas de colegas. Hace 17 años empecé en ‘La Jornada’. Si no estabas en esos años (alrededor de 1996) en un periódico, no había forma de que el lector viera la caricatura. Hoy en día publicar en un periódico tal vez no te da mucha difusión como las oportunidades que te brindan las redes sociales”, expresa el artista, quien desde hace 10 años hace caricaturas animadas. Con el desarrollo de la tecnología, dice, su trabajo ha tenido mayor espaciamiento.

“No las he tenido que combatir, ni odiar. Me han brindado la oportunidad de difundir más mi trabajo. Representa un reto importante, por supuesto. Diría hasta emocionante, porque brinda nuevas oportunidades de hacer humor gráfico venciendo barreras y creando competencias nuevas como los memes”, explica Rictus.

Los memes y el cartón

Para los caricaturistas, el meme es solo una opción para ridiculizar, algo ocurrente, algo que no se puede dibujar, ni cuenta con la calidad de un cartón. Si bien no coinciden con la misma calidad en su elaboración, van de la mano, pues en su interior “también hay humor negro” e “inmediatez”.

De acuerdo con Román Rivas, el meme es “la manifestación humorística popular en las redes”, “algo parecido al albur o a los chistes populares”, mientras la caricatura sigue siendo un trabajo de autor con valor artístico:

“No creo que estemos en crisis. Estamos en una revolución de las tecnologías, como cuando llegó la imprenta o la radio. Ahora, con las redes ya todo mundo opina. De ahí que la opinión del caricaturista haya sido desplazada. Antes se tenía una preparación más profunda. Ahora preocupa la apresurada opinión pública que se vierte en las redes”, dice Román Rivas.

Rictus menciona que el meme “puede estar basado en una información falsa, en un rumor, en una ocurrencia”, mientras que el cartón “reclama, empero, ciertas reglas que le dan el valor de género periodístico, es decir tiene que corroborar la información, apegarse a fuentes confiables”.

Notimex/MAA

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