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Kitsch, no todo es como lo pintan

Kitsch, no todo es como lo pintan
Kitsch, no todo es como lo pintan

Excell Erre/ Ópera Rhagàntia Seguramente lo has visto, principalmente en algunos hogares mexicanos. Pero no sabías que tenía un nombre, o categoría. Y si, su nombre es el estilo kitsch. El concepto de kitsch (del alemán Kitschen – hacer algo, piratear) apareció a finales del siglo XIX en Alemania. Comenzó a designar objetos de arte producidos … Leer más

Excell Erre/ Ópera Rhagàntia

Seguramente lo has visto, principalmente en algunos hogares mexicanos. Pero no sabías que tenía un nombre, o categoría. Y si, su nombre es el estilo kitsch.

El concepto de kitsch (del alemán Kitschen – hacer algo, piratear) apareció a finales del siglo XIX en Alemania. Comenzó a designar objetos de arte producidos en masa a bajo costo y con las mismas bajas cualidades artísticas. En pocas palabras, bienes de consumo. La mayoría de las veces se trataba de figurillas, postales, pinturas “para la comodidad”, recuerdos. Privado de la creatividad y autenticidad inherentes al arte verdadero, el kitsch se convirtió inmediatamente en un ejemplo de mal gusto, primitivismo y vulgaridad.

Caracterizado por:

  • La disonancia de formas y colores, la aparente falta de evidente armonía, volumen, pretensiones.
  • Una combinación de materiales y elementos contrastantes, como el plástico y el terciopelo.
  • Un exceso de atributos románticos, infantiles, lindos y decorativos como volantes, lazos, flores, incluso artificiales. (las carpetitas de la abuela por toda la casa).
  • Dorado obligatorio siempre que sea posible, falsificaciones e imitaciones.
  • Colores brillantes y combinaciones de contrastes inesperados, como morado y limón, frambuesa y neón, tonos ácidos. etc.

Algunos creen que no es una demostración de mal gusto, sino una parodia, una pretensión de originalidad, un desafío a lo familiar, una provocación a la opinión pública. ¿Y tú, lo crees así?

MT

 

 

 

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