Es evidente que la felicidad y bienestar de los ciudadanos depende cada vez más del desarrollo de ciudades más justas, balanceadas, productivas y competitivas.

Una ciudad para todos, no es un reto fácil de cumplir. La complejidad que representan los retos actuales requiere acciones innovadoras así como ciudadanos más activos, educados y capaces de reconocer el poder que tienen sobre su ciudad.

Los retos, la escasez de combustible y esa percepción de fragilidad que hemos sentido más evidente durante las últimas semanas, evidencia desde mi punto de vista, una oportunidad de imaginar y reflexionar sobre el futuro de la ciudad en la que vivimos.

David Harvey -geógrafo y antropólogo inglés- argumenta que el tipo de ciudad que queremos está relacionado con el tipo de personas que queremos ser. Por tanto, dichas ambiciones debían de lograr su mayor expresión en nuestra ciudad.

Para lograr hacer realidad estas ambiciones, la ciudad requiere ciudadanos capaces de entender su realidad para así lograr visualizar alternativas que generen soluciones innovadoras ante estos retos complejos. Requiere principalmente, el reconocimiento del colectivo sobre el individuo, reconciliar la ambición individual con la ambición colectiva o el bien común.

Los retos de las ultimas semanas, evidencian la necesidad de imaginar nuevas formas de relacionarnos, de movernos, de usar el espacio y de transformar nuestra ciudad.

En el Tec de Monterrey, estamos preparados para ser parte activa de esta transformación. Con la carrera de Urbanismo, de la mano del nuevo Modelo Educativo TEC21, nos unimos al reto de imaginar, diseñar y actuar hacia una ciudad para todos.

Una ciudad para todos es más amigable, caminable, competitiva, accesible y saludable. Una mayor responsabilidad para las instituciones y aun más para el ciudadano. Una ciudad de todos y no, de alguien.