Fernando Cásarez
El golf no es el deporte más popular, pero alguien lo cambió hace 22 años. Tiger Woods no solo ha sido el atleta mejor pagado del mundo por varios años, sino un ícono. Aunque Tiger llevaba 11 años sin ganar un ‘major’, 14 sin ganar The Masters, todos los aficionados al golf lo conocen y esta semana en Augusta ‘el Tigre’ volvió a rugir.
Me atrevo a decir que Tiger ha cambiado no solo el golf, ya que hay cifras que pueden respaldar que sin Tiger el futbol y sus dos grandes figuras no generarían las ganancias actuales, porque con él, a la par de Michael Jordan a finales de los 90, vino un ‘boom’ en el ‘marketing’ deportivo que no ha parado.
Para contextualizar, según cifras de Forbes, Jordan ganó en su carrera casi mil 900 millones de dólares, Tiger es segundo en la lista con casi mil 800 millones, sumando las ganancias de Messi y Cristiano Ronaldo; entre ambos no llegarían a ese número. Lo de Tiger ha sido fantástico desde 1997, cuando un joven de 21 años destrozó todas las marcas del Masters, y una generación de aficionados, entre los que me incluyo, lo descubrió, y durante este tiempo ha llegado a tener un impacto como solo Pelé, Ali, Jordan o Schumacher han alcanzado.
En 1997, Tiger hizo un récord tal que apareció la frase ‘Tiger proof’ (a prueba de Tiger), para diseñar canchas más complicadas. Woods dominó el golf por 11 años hasta que numerosas lesiones lo llevaron a casi dejar de jugar, pero este fin de semana las ovaciones se sintieron de nuevo como no ocurría desde aquel increíble US Open de 2008. Tiger volvió a emocionar a millones que siguen este deporte, y de esta forma ganó su ‘major’ número 15, poniéndose a tres del récord de Jack Nicklaus.
Cuando Tiger apareció, la pregunta era cuándo ganaría su primer gran campeonato, pero desde hace años la pregunta era si lo haría otra vez. Tiger, con 43 años, compite contra chicos que tienen hasta 20 años menos, todos ellos lo respetan y para muchos es su ídolo. Ahora me parece increíble que ya hayan pasado ya 22 años desde que, como niño, vi a Tiger ganar el Masters terminando con un abrazo con su padre en el hoyo 18, y este domingo fue su hijo quien lo recibió. El golf ha cambiado mucho, pero Tiger sigue siendo Tiger y, como aficionado, me emocioné cual niño al ver una vez más al ‘Tigre’ rugir.
