Una ciudad se puede definir como inteligente cuando su desarrollo económico es capaz de amalgamar las comunicaciones
Flavio A. Rodríguez
Las ciudades inteligentes, o “smart cities” en inglés, se refieren a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad. Una ciudad se puede definir como inteligente cuando su desarrollo económico es capaz de amalgamar las comunicaciones, las tecnologías, el capital humano y la inversión, haciendo un mejor uso y gestión de recursos naturales a través de la acción participativa de los ciudadanos. Con un 55% de la población viviendo en zonas urbanas, según las ONU, y gracias a las aplicaciones tecnológicas, la forma de relacionarnos con las demás personas y con nuestro entorno ha cambiado.
Para entender mejor las ciudades hoy en día, es necesario entenderlas como espacios de innovación en tecnología de la información y comunicaciones; no es suficiente que sean sostenibles en un área específica. Las nuevas tecnologías ayudan de manera muy importante a la participación ciudadana y la gestión de recursos tanto económicos como medioambientales. Ya que la generación de información es infinita, su digitalización en diferentes sectores hace que se tengan que gestionen de forma mas eficiente.
Pero una ciudad inteligente va mas allá de una buena conectividad digital. Requiere una gobernanza inteligente, donde existan políticas abiertas que se apoyen en la tecnología para eficientes servicios como la planeación estratégica, la administración digital y la participación.
Todo lo anterior no tendría ningún sentido si no se cuenta con una gestión eficiente, transparente y sustentable de los recursos energéticos, agua, residuos, medio ambiente urbano, para poder incrementar la calidad de vida de las personas en cuanto a salud, educación, seguridad, vivienda, equipamiento urbano, etc. Además, la conectividad digital y las tecnologías de la información pueden mejorar la accesibilidad y la movilidad urbana.
El capital social y humano de la ciudad se ve potenciado gracias a la colaboración social y la inclusión digital. Las ciudades que ya han mostrado estrategias para transformarse al modelo inteligente deben continuar con este esfuerzo para integrar peticiones y denuncias ciudadanas, cuidando la integridad personal y privacidad individuales.