Los invito a leer los reportes de la niñez de diversos organismos o simplemente estar atentos en nuestras calles
Seth Pérez
Desde el 30 de abril de 1924 se estableció el día del niño y en 1959 la Asamblea General de la ONU definió diez principios para protegerlos. Pasados 97 años aún vemos niños en la calle que no pueden gozar de los derechos mínimos y hay muchos más que a la sombra de cuatro paredes son violentados por sus tutores o cuidadores. Casos extremos de niños con armas, sicarios, halcones o dormidos con sedantes en brazos de personas que piden dinero en las calles. ¿Por qué no funcionan estas declaraciones ni algunas leyes?
En ingeniería industrial y en sociología, se dice que para que un cambio pueda ser real y de largo plazo, la mayoría de los miembros requiere estar conciente del beneficio de realizarlo o del costo de no hacerlo. Para avanzar en ayudar a nuestros niños, requerimos de una mayor conciencia que solo se logra con más información. En Europa varios países ya consideran un maltrato infantil la obesidad de sus hijos. Sin embargo la ley tampoco genera un cambio si ocultamos el fondo del problema: carencias emocionales y padres con pocas o nulas herramientas para ejercer una paternidad sana, amorosa y nutritiva.
Un camino virtuoso sería reflexionar dentro de nuestras casas el qué nos falta en cada hogar, en nuestros círculos cercanos, colonias y ciudades, para que los niños a nuestro alrededor puedan disfrutar de sus derechos a plenitud. Los invito a leer los reportes de la niñez de diversos organismos o simplemente estar atentos en nuestras calles. ¿Usted qué hará por nuestros niños?