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La competencia cooperativa entre China y Estados Unidos es posible

Donald Trump sostiene al acuerdo comercial firmado con China en enero de 2020 en la Casa Blanca. AP
Donald Trump sostiene al acuerdo comercial firmado con China en enero de 2020 en la Casa Blanca. AP

El futuro de la orientación política de la potencia norteamericana se ha vuelto un tema candente para muchos en China Fu Ying / NYT Huelga decir que las relaciones entre China y Estados Unidos sufrieron graves daños durante los últimos cuatro años. Cada país se ha quejado del otro y ha expresado sus preocupaciones. Estados … Leer más

El futuro de la orientación política de la potencia norteamericana se ha vuelto un tema candente para muchos en China

Fu Ying / NYT

Huelga decir que las relaciones entre China y Estados Unidos sufrieron graves daños durante los últimos cuatro años. Cada país se ha quejado del otro y ha expresado sus preocupaciones.

Estados Unidos cree que China anhela la hegemonía mundial. China cree que Estados Unidos está tratando de obstaculizar el avance de China y que le impide a su gente intentar mejorar su vida.

Parece que ambas naciones están convencidas de que siempre es la otra parte la que está mal; cualquier iniciativa que alguna de estas naciones lleve a cabo invariablemente es vista por la otra como un intento de debilitarla.

Por ejemplo, China propuso la iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda como un bien público mundial para promover más crecimiento y una mayor conectividad, pero Estados Unidos interpreta el proyecto como una estrategia para el dominio geopolítico.

A medida que las relaciones se tensaron más en años recientes, Washington comenzó a intimidar a las empresas chinas de alta tecnología y a dificultarles la vida a los estudiantes chinos. He conocido a muchos jóvenes emprendedores que estudiaron en Estados Unidos y que hoy se sienten confundidos de ser tratados como una amenaza para la seguridad estadounidense, tras muchos años de una asociación productiva entre los dos países. La politización de los intercambios incluso entre personas ha hecho que muchos se pregunten si pueden revitalizarse los lazos que durante mucho tiempo fueron benéficos.

Para reanimar la relación, cada parte debe evaluar de manera precisa las intenciones de la otra. China no quiere ocupar el lugar de dominio que ocupa Estados Unidos en el mundo y tampoco necesita preocuparse de que Estados Unidos cambie el sistema chino.

Y sería una tragedia para la historia si dos países con tanto poder entraran en confrontaciones con base en percepciones erróneas. Eso solo iría en contra de sus intereses fundamentales y muchas empresas y personas pagarían el precio.

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Ambos gobiernos tienen importantes agendas internas que atender e incluso si la competencia entre China y Estados Unidos es inevitable, necesita manejarse bien, con cooperación. Los dos países pueden desarrollar una relación de “coopetición” (cooperación + competición) al abordar las preocupaciones mutuas.

En los campos de la economía y la tecnología deben prevalecer las reglas y las leyes. Es importante que Pekín escuche y atienda las preocupaciones legítimas de las empresas estadounidenses en China, como sus llamados para que haya una mejor protección de la propiedad intelectual, la ciberseguridad y la privacidad. China está haciendo enormes esfuerzos en todas estas áreas al mejorar sus leyes y su aplicación. El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional modificó hace poco las leyes chinas de propiedad intelectual y elevó el costo de las violaciones, entre otras cosas.

Por su parte, Washington debe garantizar que haya igualdad de condiciones para que las empresas chinas operen en Estados Unidos. El temor de Estados Unidos a las ventajas de innovación de Huawei no debe manifestarse a través de la intimidación gubernamental: esto no solo daña a la empresa, sino que también limita el acceso de muchos al progreso tecnológico. El gobierno estadounidense debe más bien alentar a sus empresas a trabajar y competir con Huawei.

Su intento de bloquear la popular plataforma de redes sociales TikTok por motivos de seguridad nacional también parece injusto ya que Estados Unidos no ha aportado pruebas públicas que sustenten sus acusaciones de violaciones a la seguridad y la empresa se comprometió a cumplir todas las leyes y reglamentos estadounidenses.

Para los chinos, el supuesto argumento de seguridad nacional de Washington contra las empresas chinas les parece hipócrita a los chinos, ya que a lo largo de cuatro décadas o más de reforma y apertura, su país les ha abierto las puertas a todo tipo de tecnologías occidentales y empresas estadounidenses, todo mientras conservaba su propia seguridad nacional.

Y, sin embargo, si los dos lados participan en negociaciones igualitarias y honestas, deberían poder construir una base sólida para relaciones a largo plazo que sean benéficas para ambos.

En el frente político, ya es hora de que Estados Unidos abandone su hábito de interferir en los asuntos internos de otros países. Se espera que Washington aprenda de sus intervenciones fallidas en todo el mundo, por ejemplo, en Afganistán, Irak y Libia. Las preocupaciones de Estados Unidos de que fuerzas extranjeras puedan interferir en sus elecciones presidenciales deben servir como un buen recordatorio de por qué otros países son tan sensibles a la intervención estadounidense en sus propios asuntos internos.

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A China le parece ofensivo cuando Estados Unidos culpa al sistema chino o toma medidas en contra de Pekín por sus políticas internas. Sin embargo, China también necesita ser más proactiva al proporcionarle al mundo información de primera mano sobre lo que el país representa y por qué hace lo que hace.

Una atmósfera más tranquila podrá cultivarse cuando China y Estados Unidos se respeten mutuamente y reconozcan que el otro tiene un sistema político diferente que funciona a su manera.

En el campo de la seguridad, ambos países comparten las responsabilidades de garantizar que continúe la paz y la tranquilidad de las que ha gozado la región de Asia-Pacífico a lo largo de los años. Estados Unidos debe respetar el sentimiento de unidad nacional de China y evitar cuestionar a dicho país por el tema de Taiwán o por intervenir en las disputas territoriales en el mar de la China Meridional.

Hay que admitir que la creciente Armada china ha ejercido cierta presión sobre Estados Unidos en el Pacífico occidental. La Marina estadounidense, que durante mucho tiempo ha afirmado ser la fuerza dominante en la región, considera que la presencia actual de una fuerza militar local poderosa es inquietante; sus actividades cerca de los territorios en los que China reclama su soberanía son objeto de crecientes objeciones por parte de los militares chinos.

La insensibilidad de Estados Unidos hacia las preocupaciones de China sobre Taiwán y las disputas territoriales en el mar de la China Meridional solo puede hacer que Pekín sospeche de las motivaciones de Washington: ¿Estados Unidos quiere ayudar a Taiwán a independizarse? ¿Se pone del lado de los otros demandantes de la región para humillar a China como lo hicieron los imperialistas en el pasado?

Para evitar cualquier malentendido y conflictos inesperados, los dos ejércitos deben hablar a nivel estratégico a fin de construir mecanismos que permitan gestionar de manera eficaz las posibles crisis y encontrar otras formas de coexistir en paz.

No es imposible. A finales de la década de los noventa, China y Estados Unidos establecieron un régimen de consulta sobre seguridad marítima. Posteriormente, implementaron tanto directrices para hacer frente a los encuentros imprevistos en el mar y en el aire, como una línea telefónica directa para distender cualquier posible crisis. En años recientes, adoptaron mecanismos oficiales para notificarse mutuamente sobre sus principales actividades militares.

Ahora necesitan sostener conversaciones honestas para entender mejor las intenciones del otro y cultivar la confianza.

Por último, una serie de cuestiones mundiales exigen una estrecha cooperación entre China y Estados Unidos, siendo la más urgente la lucha contra la pandemia de coronavirus.

Los científicos de ambos países tienen un sólido historial de cooperación profesional en la respuesta a crisis sanitarias anteriores y se les debe alentar a que vuelvan a maximizar las posibilidades de intercambio de información e investigación conjunta. Tanto China como Estados Unidos tienen recursos para el desarrollo de vacunas. Si cooperan para que las vacunas sean más asequibles y accesibles, el mundo entero se beneficiará.

El cambio climático es otra área que requiere atención urgente. El mundo espera que China y Estados Unidos tengan una participación importante y los dos países tienen mucho trabajo que hacer juntos. Otros temas mundiales —como la estabilidad económica, la seguridad digital y la gobernación con inteligencia artificial, por mencionar algunos— también requieren esfuerzos conjuntos.

Para hacer frente a estos desafíos, China y Estados Unidos deben unir fuerzas y cooperar con todas las demás partes interesadas. Solo así el multilateralismo podrá seguir trayendo esperanza para el mejoramiento de la humanidad.

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