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Cubanos piden libertad, no solo fin del embargo

Armando Chaguaceda / Coco Fusco Cuba fue sacudida por las manifestaciones más grandes que se hayan visto en décadas: una respuesta a la crisis por la COVID-19, la escasez de alimentos y medicinas, así como una economía que se contrae y restricciones prolongadas a los derechos humanos en el país. Las protestas han sido pacíficas: … Leer más

Armando Chaguaceda / Coco Fusco

Cuba fue sacudida por las manifestaciones más grandes que se hayan visto en décadas: una respuesta a la crisis por la COVID-19, la escasez de alimentos y medicinas, así como una economía que se contrae y restricciones prolongadas a los derechos humanos en el país.

Las protestas han sido pacíficas: los cubanos se han reunido de manera espontánea en las calles para pedir libertad y exigir el fin de la dictadura; sin embargo, en Cárdenas, una provincia de Matanzas, los manifestantes voltearon una patrulla y saquearon una tienda que administra el Estado.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, culpó al embargo —que se endureció durante la presidencia de Donald Trump— de haber producido las manifestaciones y dijo que los medios estadounidenses habían manipulado a los manifestantes para culpar al Gobierno cubano. Por desgracia, hay políticos, organizaciones y actores estadounidenses que han hecho eco de este mensaje.

El movimiento Black Lives Matter declaró que el descontento era el resultado del ‘trato inhumano del Gobierno federal estadounidense hacia los cubanos’. Para quien siga de cerca las manifestaciones, es fácil ver cuáles son las verdaderas peticiones de sus participantes. Gracias a periodistas independientes que trabajan bajo amenaza, hemos obtenido una mirada sin filtros de esos llamados. El Gobierno cortó el internet para evitar que la gente se comunicara; las autoridades detuvieron a cientos de personas, entre ellos menores de edad; mientras la policía y civiles armados con palos golpeaban a otros. Los acusados han sido privados de tener un abogado y han sido sometidos a juicios sumarios.

Agrupaciones progresistas arguyen que los cubanos están protestando por la escasez de comida y medicinas generada por  el embargo comercial de Estados Unidos. Según esta interpretación equivocada, el embargo imposibilita la obtención de alimentos y medicinas, aunque en el año 2000 Estados Unidos creó una excepción a su embargo a Cuba para permitir la venta de comida y medicamentos y le vende millones de dólares en alimentos al país, incluidos granos y proteínas; sin embargo, los ciudadanos están en el fondo de la lista de prioridades de su Gobierno. La nación canalizó una buena cantidad del poco dinero que tiene a la investigación de vacunas. A pesar de todo, la falta de un suministro médico básico obliga a los cubanos a pedir a sus parientes en el extranjero que les envíen aspirinas, vitaminas e incluso medicamentos recetados. En vez de invertir en educación y mejorar sus viviendas, el Gobierno construye hoteles de lujo y complejos turísticos. Los nietos de Fidel Castro presumen su riqueza en internet, mientras los cubanos esperan en la línea para obtener comida y recogen raciones cada vez más escasas.

Tanto el Gobierno cubano como los progresistas son cómplices en su indiferencia frente a los derechos de los cubanos a tener sus propias opiniones y aspiraciones. Los cubanos están acostumbrados a las percepciones equivocadas de la vida real en Cuba. Fidel Castro prometió un país más próspero, una nación en la que iban a poder vivir con dignidad e igualdad; pero su revolución de anzuelo produjo una sociedad educada que no puede participar ni debatir públicamente.

Por primera vez, en la isla salieron a las calles para reclamar un cambio. Les han dicho que viven una situación inmutable, pero ellos están exigiendo cambiar sus condiciones de vida, quieren más que el fin del embargo y deberían tener el derecho a crear una sociedad por y para ellos.

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