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Lo que no se sabe del océano Austral

Henry Fountain y Jeremy White El inmenso e imponente océano Austral es famoso por los vendavales aullantes y las olas diabólicas que han puesto a prueba a los marineros durante siglos. Sin embargo, su verdadera fuerza se encuentra debajo del oleaje. La característica dominante del océano, que se extiende a más de tres kilómetros de … Leer más

Henry Fountain y Jeremy White

El inmenso e imponente océano Austral es famoso por los vendavales aullantes y las olas diabólicas que han puesto a prueba a los marineros durante siglos. Sin embargo, su verdadera fuerza se encuentra debajo del oleaje.

La característica dominante del océano, que se extiende a más de tres kilómetros de profundidad y hasta mil 930 kilómetros de ancho, es la corriente Circumpolar Antártica, por mucho la corriente más grande del mundo. Es el motor climático del planeta y ha evitado que se caliente aún más, ya que extrae agua profunda de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y la jala a la superficie. Allí, intercambia calor y dióxido de carbono con la atmósfera antes de ser despachada nuevamente para iniciar su eterno viaje de ida y vuelta. Sin esta acción, que los científicos llaman surgencia, el mundo estaría aún más caliente.

“Desde ninguna perspectiva existe un lugar más importante que el océano Austral”, dijo Joellen L. Russell, oceanógrafa de la Universidad de Arizona. “No hay nada igual en el planeta Tierra”.

Durante siglos, este océano fue en gran parte desconocido. Científicos descubrieron que el calentamiento global está afectando a la corriente Antártica de formas complejas y estos cambios podrían complicar la capacidad de combatir el cambio climático en el futuro.

Según Russell y otros, a medida que el mundo se calienta, los vientos incesantes que impulsan la surgencia son cada vez más fuertes. Eso podría generar el efecto de liberar más dióxido de carbono a la atmósfera, al traer a la superficie más agua profunda que ha retenido este carbono durante siglos.

Además, el océano Austral se está calentando y eso tiene otro efecto climático importante. Parte de esta agua de las surgencias, que ya es relativamente cálida, fluye debajo de las plataformas de hielo en la costa Antártica que ayudan a evitar que las vastas y gruesas capas de hielo lleguen al mar más rápido.

Si bien la magnitud potencial de todos estos efectos sigue sin estar clara, los oceanógrafos y científicos del clima dicen que es cada vez más urgente comprender esta interacción de fuerzas poderosas y la manera en que la actividad humana las está transformando.

“Quedan muchas preguntas por responder”, dijo Lynne Talley, oceanógrafa de la Institución de Oceanografía Scripps en La Jolla,
California.

Sin embargo, el carbono no es la única preocupación. El agua que brota en el océano Austral también es relativamente cálida y se está calentando más, lo que se traduce en un gran problema para el planeta, ya que significaría el aumento del nivel del mar.

Parte de esa agua cálida llega a la plataforma continental de la Antártida, donde fluye debajo de las plataformas de hielo, las lenguas de hielo en los extremos de los glaciares. Estos glaciares actúan como contrafuertes, y ayudan a contener las enormes capas de hielo que cubren el continente y que se mueven con lentitud hacia el océano.

Pero los científicos descubrieron hace varias décadas que esta agua extraída de la surgencia está derritiendo las plataformas de hielo desde abajo. A medida que el hielo se vuelve más fino, los glaciares pierden parte de su capacidad de mantener las capas de hielo bajo control.

Hasta ahora, su derretimiento y debilitamiento solo ha contribuido en una cantidad relativamente pequeña al aumento del nivel del mar. Pero la preocupación es que si las plataformas se derriten demasiado podrían colapsar, lo que aceleraría el movimiento de los glaciares y, al final, de gran parte de la capa de hielo de la Antártida occidental hacia el océano.

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