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Los límites de Europa en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos

Los límites de Europa en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos
Los límites de Europa en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos

En muchos sentidos, el desafío que la nación de Putin presenta a Europa es diferente al que representó la Unión Soviética en la Guerra Fría

Roger Cohen

Para la primera ministra de Lituania, y algo sabe Lituania de la vida bajo el imperio de Moscú, el incoherente rechazo del presidente ruso, Vladímir Putin, a la condición de Estado de Ucrania, argumento que utilizó para justificar el envío de tropas rusas a la parte oriental de dicho país, “avergüenza a Kafka y a Orwell”.

“Ninguna bajeza fue demasiado baja ni ninguna mentira demasiado descarada”, dijo la primera ministra Ingrida Šimonyte sobre la explicación amenazante que Putin dio el lunes a su decisión de reconocer dos regiones separatistas de Ucrania, Donetsk y Luhansk. Pero si el discurso revivió el doble lenguaje de la Unión Soviética, más de 30 años después de su desaparición, ¿reavivó también la amenaza soviética y la Guerra Fría que la acompañó?

En muchos sentidos, el desafío que la Rusia de Putin presenta a Occidente es diferente. Esta Rusia no tiene la pretensión de una ideología global. La Guerra Fría dependía de sistemas cerrados; la tecnología informática acabó con eso. No hay tanques soviéticos preparados para circular por las llanuras prusianas y absorber a toda Europa en un imperio totalitario. El Armagedón nuclear no está sobre la mesa.

EUROPA A LAS PUERTAS DE LA GUERRA

Sin embargo, tal vez por la manera en que preparó el terreno para una guerra a gran escala, con la declaración de que Rusia tiene “todo el derecho a tomar medidas de represalia” contra lo que llamó una nación ficticia dirigida por usurpadores que serían responsables del derramamiento de sangre, la decisión de Putin se sintió como un punto de quiebre que fue más allá de la recuperación de Crimea en 2014. Hizo aparecer el espectro de los días más oscuros de Europa. Puso un indicador que establece el límite exterior de la Europa entera y libre de 1989.

La medida agresiva del presidente ruso fue una bofetada para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien había encabezado los esfuerzos para comprometerse con Rusia y, al menos por ahora, dejó moribunda la idea de alguna arquitectura de seguridad europea reconfigurada.

En su lugar, la división y la confrontación se perfilaron en un mundo marcado por lo que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llamó “la flagrante falta de respeto del presidente Putin al derecho y las normas internacionales”. La Casa Blanca calificó la maniobra de Rusia como “el comienzo de una invasión”.

EL APOYO DE CHINA

China, quien se debate entre su apoyo a Putin y a la integridad territorial de las naciones soberanas, se negó a criticar a Rusia, pero dijo que esas normas debían respetarse. Sin embargo, en un mes en el que Rusia y China cimentaron una amistad “sin límites”, la orden de Putin de enviar tropas a Ucrania sugirió cómo el poderío militar ruso y el peso ideológico y económico chino podrían formar un potente frente.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha hecho referencia en varias ocasiones a un “punto de inflexión” entre el sistema liberal y el autocrático. Por ahora, ese punto parece ubicarse en las regiones de Donetsk y Luhansk de un país cuyo nombre significa tierra fronteriza.

No hay manera de saber hasta dónde está dispuesto a llegar Putin. Un alto funcionario de la presidencia francesa, que insistió en mantener su anonimato conforme a la práctica del gobierno, describió el discurso del líder ruso como “rígido y, yo diría, paranoico” a la vez.

FRANCIA Y SU REPRESENTACIÓN DE EUROPA

Esto, sugirió, coincide con el hombre que Macron encontró al final de una mesa de 6 metros en el Kremlin a principios de este mes y a quien más tarde describió a los periodistas en su avión como más rígido, aislado e ideológicamente inflexible que en su anterior reunión en 2019.

Aun así, como dijo Polonio en ‘Hamlet’ de Shakespeare: “Aunque esto sea una locura, en ello hay un método”.

A pesar de todas sus preocupaciones sobre Ucrania como “trampolín” para algún ataque preventivo estadounidense contra Rusia, Putin ha venido elaborando de manera implacable sus argumentos contra la expansión de la OTAN a las fronteras de Rusia y contra las democracias occidentales desde la invasión rusa de Georgia en 2008. Los aproximadamente 190 mil soldados rusos y separatistas en la frontera ucraniana y en sus regiones escindidas son solo la manifestación más reciente de esta preocupación.

La pregunta sin respuesta es si este impulso debilitó o fortaleció a Putin.

LA OTAN EN APARENTE UNIÓN

En algunos aspectos ha alcanzado lo opuesto a lo que se proponía. Los funcionarios estadounidenses argumentan que incitó y unificó la alianza de la OTAN que estaba en busca de una razón de ser. Hizo que la opinión pública en Ucrania se tornara de manera decisiva contra Rusia y a favor de la OTAN y el Occidente. Dañó una economía ya vulnerable y poco diversificada, y el bloqueo del martes por parte de Alemania del gasoducto Nord Stream 2, de 11 mil millones de dólares, fue el último golpe.

Una encuesta que realizó este mes la organización Rating Group en Ucrania reveló que la población está a favor de ser parte de la OTAN en un porcentaje histórico del 62 por ciento, que aumentó en comparación con el 55 por ciento en diciembre.

Putin “puso a Ucrania en contra de Rusia”, dijo Jacques Rupnik, un politólogo francés que centra sus estudios en los países de Europa central. “Ese es un gran logro”.

LAS VENTAJAS DE RUSIA

No obstante, al mismo tiempo, el presidente ruso probó ser eficaz en varios frentes. La Rusia humillada de los años del fin de la Guerra Fría se pavonea de nuevo en el escenario mundial, ya que ganó la partida final en Siria, logró su cometido mediante enviados paramilitares en África y cimentó un vínculo con China.

El presidente ruso suspendió a Georgia y Ucrania en un limbo estratégico a través de los conflictos congelados que creados allí. Ya no se habla mucho del ingreso de Georgia a la OTAN. El ingreso de Ucrania parece muy lejano, casi inimaginable, incluso para sus aliados occidentales más cercanos.

En 2013, el entonces presidente Barack Obama decidió no bombardear Siria después de que Bashar Al Asad, su presidente en ese momento, cruzó un límite estadounidense contra el uso de armas químicas. Desde entonces, Rusia ha actuado de manera agresiva con la aparente convicción de que ninguna provocación fuera de los países de la OTAN traerá consigo una represalia armada de Estados Unidos.

La decisión que Putin anunció el lunes de reconocer las dos regiones escindidas fue el más reciente ejemplo de cómo pone a prueba los límites. Biden dejó claro que no enviará a ningún soldado a morir por Ucrania.

LA EXPANSIÓN DE LA OTAN

La expansión de la OTAN se dio hacia el este tras la caída del Muro de Berlín. Una cosa que Putin no ha hecho es amenazar a los polacos o a los rumanos con una nueva subyugación rusa.

Al final, Putin hizo lo que hizo porque piensa que puede salirse con la suya en un mundo carente del anclaje de la creciente rivalidad entre las grandes potencias, donde el poder estadounidense ya no es determinante y el alineamiento ruso-chino es fuerte. Empero, la arrogancia siempre es un peligro para un líder tan aislado como parece estar Putin.

Como hemos visto, lo más difícil para un comunista es predecir el pasado. La historia de Europa debe amoldarse a los imperativos del presente. Eso es lo que ha intentado hacer Putin, el exagente de la KGB. Las próximas semanas dirán si la ira ucraniana, la unidad redescubierta de la OTAN y la determinación estadounidense pueden detener su intento de revertir las consecuencias del desmoronamiento soviético.

MT

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