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Más allá de Ucrania, el otro objetivo de Putin: EUA

El líder ruso parece convencido de la existencia de un implacable complot occidental contra Moscú

Roger Cohen

El presidente Vladímir V. Putin ha ordenado la entrada de tropas rusas en Ucrania, pero ha dejado claro que su verdadero objetivo va más allá de su vecino y que se trata del “imperio de la mentira” de Estados Unidos. El mandatario ruso amenazó con “consecuencias que nunca han enfrentado en su historia” para “cualquiera que intente interferir con nosotros”.

El jueves, en otro discurso laberíntico, lleno de enconados reclamos históricos y acusaciones de un implacable complot de Occidente contra su país, Putin recordó al mundo que Rusia “sigue siendo uno de los estados nucleares más poderosos” con “cierta ventaja en varias armas de última generación”.

En efecto, el discurso de Putin, destinado a justificar la invasión, pareció acercarse más a la amenaza de guerra nuclear que cualquier otra declaración de un gran líder mundial en las últimas décadas. Su propósito inmediato era obvio: desviar cualquier posible movimiento militar de Occidente, dejando claro que no dudaría en escalar.

El líder ruso no está interesado en aplicar un bisturí fino al orden de seguridad de Europa, sino un cuchillo sin filo para tallar, como en la Guerra Fría, lo que es mío y lo que es tuyo.

Después de su corta guerra en Georgia en 2008, su anexión de Crimea en 2014, su orquestación en 2014 del conflicto militar en el este de Ucrania que creó dos regiones separatistas y su intervención militar en Siria en 2015, Putin ha llegado claramente a la conclusión de que la disposición de Rusia a utilizar sus fuerzas armadas para avanzar en sus objetivos estratégicos no tendrá respuesta por parte de Estados Unidos o sus aliados europeos.

“Rusia quiere inseguridad en Europa porque la fuerza es su as bajo la manga”, señaló Michel Duclos, quien fue embajador francés. “Nunca han querido un nuevo orden de seguridad, sean cuales sean las ilusiones europeas. Putin decidió hace tiempo que la confrontación con Occidente era su mejor opción”.

Un escenario ominoso —remoto, pero menos que antes de la invasión— es que Putin, que ha exigido que la OTAN se retire de los países anteriormente controlados por la Unión Soviética a su postura anterior a la ampliación de 1997, acabe dirigiendo su atención a Lituania, Estonia y Letonia, los pequeños Estados bálticos que ahora forman la primera línea de los países de la OTAN.

Duclos sugirió que el objetivo de Putin puede ser instalar un gobierno ruso títere en Kiev y que, si lo consigue, “querrá lo mismo en los Estados bálticos”.

Los tres países, subyugados en el imperio soviético tras la Segunda Guerra Mundial, entraron en la OTAN en 2004. El presidente Joe Biden ha prometido que Estados Unidos y sus aliados “defenderán cada centímetro del territorio de la OTAN”, lo que significa que incluso un ataque ruso a la pequeña Estonia podría desencadenar una conflagración.

Parecía haber olvidado que Ucrania tuvo una vez un vasto arsenal nuclear antes de renunciar a él en 1994 en virtud de un acuerdo conocido como el Memorando de Budapest. Rusia fue uno de los países que firmó el acuerdo, prometiendo a cambio que nunca utilizaría la fuerza o las amenazas contra Ucrania y que respetaría su soberanía y las fronteras existentes.

Los temores de estos países fueron una clara señal de cómo la invasión rusa ha trastornado la seguridad europea y los supuestos europeos de un modo que parece seguro que será duradero.

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