En 2013, el régimen comunista de Corea del Norte lanzó amenazas contra los aliados, incluido Japón y hacia territorios estadounidenses, como Hawái
Sergio Ibarra
La Semana Mayor y la primera Semana de Pascua se han ido y con ello hay que regresar a la escuela, sin embargo, lejos de generar en la raza humana, creyentes o no en Jesús El Cristo, lo que estas semanas deberían de traer, como el que la paz sea y esté en nosotros, nos encontramos con una realidad que pone, ante los ojos indiferentes del mundo, lo que podría ser una amenaza grave, el inicio de una guerra, quizás la tercera guerra mundial.
El 15 de abril, la segunda autoridad de Corea del Norte, Choe Ryong-hae, le advirtió a Estados Unidos no tomar medidas “provocadoras” en la región y aseguró que su nación “lista para devolver el golpe con ataques nucleares… Estamos preparados para responder a una guerra total con otra guerra total”.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, reafirmó, casi en respuesta, éste viernes pasado, en Sídney, la histórica alianza de su país con Australia e instó a China a redoblar sus esfuerzos para presionar en favor del desarme nuclear de Corea del Norte.
Las generaciones posteriores al “mouse” les debe parecer como algo que, por momentos, podría resultar divertido, que en caso de ocurrir, se convertiría en un pretexto más para estar enviando mensajes en sus smartphones o por mail, dar cuenta de las primeras fotografías o de videos grabados con motivo de los ataques que éste lamentable naciente conflicto anuncia o que se produzcan mas juegos digitales que simulen la guerra y estimulen la violencia.
El poder mueve a los seres humanos a lo largo de su vida, Hegel uno de los pensadores de mayor profundidad de la historia, argumentaba que el prestigio es el motivo central de la vida del ser humano. Que mejor manera de allegarse de poder al través de una guerra, para imponerlo a propios y extraños y quizás entonces adquirir un prestigio, en este caso, para reposicionarse ante el mundocomo el país hegemónico.
Los grandes líderes de la historia buscaron eso, prestigio, reconocimiento y eventualmente dinero o posesiones o formar imperios, desde los grandes reyes, hasta todos aquellos que en su momento iniciaron revoluciones o fueron creadores de productos que se convirtieron en millonarios negocios por su propagación a nivel mundial, como lo fueron en su momento, los Césares, Carlos V, Isabel I, Lenin, Ghandi, Kellogg, los Rockefeller o los Servitge o Jobs.
Las guerras no han sido producto de actos intempestivos, sino de actos que tuvieron detrás conflictos de intereses que siendo excluyentes, les llevaron a iniciar movimientos armados. Desde la célebre batalla del Caballo de Troya de los griegos o el cruce del Rubicón del César o Toulon para Napoleón hasta el ‘D Day’ para Eisenhower, son memorias de la historia de la raza humana que enmarcaron momentos críticos, espacios en el tiempo de decisiones críticas que fueron el antes y el después de situaciones delicadas, que dejaron una huella por la persecución de un fin o la obtención de beneficios específicos.
Las guerras han tenido como fundamento o la religión o intereses políticos o tomar posesión o control del gobierno. La historia lo confirma desde Alejandro El Magno, Federico El Grande, el propio Napoleón, hasta Patton o Rommel o Mao o Kennedy en todos y cada de los casos subyacía un interés. Y esto es lo que no hay que perder de vista, ante el nefasto contexto que los coreanos han empezado a provocar.
Corea es una nación de reciente creación. Hasta 1945 fue una colonia de Japón. Tras la rendición de Japón en 1945, los países ganadores y aliados de la Segunda Guerra Mundial dividieronla península coreana, peroquedaran bajo la vigilancia, en el norte las tropas soviéticas y en el sur las estadounidenses. En 1948, la península coreana se dividió en dos: la República de Corea o Corea del Sur y la República Democrática Popular de Corea o Corea del Norte.
Los sistemas políticos instalados en las nuevas repúblicas, trajeron un conflicto entre el capitalismo y el comunismo, ocasionando una guerra que se inició en 1950.
En esa guerra, Corea del Sur acudió a los Estados Unidos mientras las Fuerzas Armadas de China y de la Unión Soviética, estaban al lado de Corea del Norte.
En julio de 1972, ambas Coreas firmaron una declaración conjunta que ha resultado clave, para desarrollar sus propias fuerzas militares y dejar de depender de fuerzas externas. En 1992, adoptaron una nueva declaración conjunta sobre la desnuclearización de ambos países. Sin embargo, desde 1950, el diálogo político entre las dos Coreas ha estado marcado por una recurrente inestabilidad, donde las pugnas por ambas partes han pasado por momentos de menor a mayor tensión, sobre todo, en el siglo XXI. La exigencia hacia Corea del Norte para detener las actividades nucleares y volver a las conversaciones sobre la desnuclearización de la península coreana han ido y venido, en medio de advertencias y sanciones por parte de la ONU.
Las pruebas han ocasionado ya muertes en el 2010 y el que los EUA se pronunciaran como aliados de Corea del Sur. En 2013 Corea del Norte lanzó amenazas contra los aliados, incluido Japón y hacia territorios estadounidenses, como Hawái. Los recientes acontecimientos vuelven a poner en la mesa esta disputa de ambiciones en el contexto de una nueva guerra fría.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel tenía razón, este conflicto tiene origen en una ambición de prestigio por parte de Corea del Norte, ser reconocidos como una potencia nuclear a nivel mundial. Las preguntas que entonces surgen son: ¿Para qué? ¿Qué subyace detrás de esta postura disuasiva hacia los EUA y hacia el resto del mundo?