En la actualidad, con una humanidad dividida entre un sector rico, cada vez más rico y reducido, y un sector de pobres cada vez más amplio, es fundamental replantear la formación de los arquitectos. 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar diario, 1.100 millones de personas carecen de agua, 100 millones de personas no tienen hogar y cada 8 segundos muere un niño por beber agua contaminada.
Aunque estos retos no son estrictamente arquitectónicos, desde su trinchera los arquitectos deben proponer alternativas para aportar a un mundo más equitativo, sustentable, accesible y confortable.