Ayer el país sufrió uno de los más grandes temblores de la historia de los que se tengan memoria, un terremoto de más de 8 grados en la escala de Richter se sintió en gran parte del territorio nacional, con consecuencias no tan graves como en otras situaciones similares, pero que en algunos lugares si se tuvieron daños con las réplicas correspondientes. A nuestra mente llegan inmediatamente los hechos y el recuerdo de los temblores de 1985, que destruyeron muchísimas zonas de la Ciudad de México y zonas algunos estados de la república.
Yo todavía recuerdo como el día 19 de septiembre de 1985 se sintió el temblor que muchos tenemos presente. Ese día una de las vitrinas de mi casa no resistió el movimiento y cayeron los cristales que contenían. Una situación que la tengo muy presente, sobre todo porque la falta de comunicación hacia que no supiéramos lo que sucedía en la capital del país.
Lo sucedido el día de ayer, nos habla de que estamos mejor preparados para atender estas situaciones; si hubo derrumbes, desafortunadamente hubo algunos fallecimientos, pero fuera de eso no sucedieron más desgracias, se puede decir que ya estamos más preparados para enfrentar los temblores.
Es una lástima que algunas edificaciones históricas en Chiapas o Oaxaca hayan sufrido daños irreversibles y que afectan el patrimonio de los habitantes de esos lugares y sobre todo para la historia de las ciudades. Ya se verán los daños y la forma de repararlos y su aseguramiento para la conservación de los mismos.
Los temblores, destruyen, dañan, afectan a las ciudades, a las comunidades, a las personas, pero también enseñan a estar preparados y a ayudar a las personas que se encuentran afectados por este acontecimiento de la naturaleza.
Por otra parte en el Golfo de México la formación de huracanes ha llamado mucho la atención en razón de la fuerza que traen y de la intensidad con la que se presentan, otro fenómeno de la naturaleza que pareciera tener unas consecuencias fatídicas para los lugares donde llega el fenómeno.
Nuestro planeta está cambiando, a veces pienso que las películas “Un día después de mañana” o “2012” se estuvieran volviendo una realidad; sin embargo, es momento de prepararnos mejor y de estar al pendiente de lo que sucede en nuestro entorno, es necesario que estemos más comunicados y que tomemos las medidas que las autoridades nos recomiendan, nuestro planeta, nuestra casa, esta diferente.