El domingo 29 de octubre pasará a la historia de nuestra ciudad por el inicio de la operación de un nuevo modelo de transporte público que rompe con una de las más lastimosas herencias del monopolio de poder del PRI en el siglo XX.
El nuevo modelo incluye: la operación de una empresa que une a los concesionarios del transporte público, logro único en nuestra Patria hasta la fecha que le harán un referente nacional, la inauguración de los primeros ejes estructurantes, que traerán la creación de rutas alimentadoras y con ello una mayor rentabilidad para usuarios y concesionarios, y la tarjeta de prepago de Qrobús. El objetivo es no hacer pagos de traslados subsecuentes en horarios específicos y poder controlar subsidios a estudiantes, a discapacitados y a personas de la tercera edad.
El transporte público nace con el crecimiento urbano, mover a los que tenían máquinas-autos, pero también para los que tenían se volvió una nueva demanda social. En nuestra Patria, el monopolio propició el nacimiento indiscriminado de hombres-camión, luego les permitió asociarse y los convirtió en oligopolios anárquicos; para su mala pata, se convertirían paradójicamente en uno de los conflictos que pondría al desnudo sus intenciones: marginar a la mayor población posible de movilidad. ¿Y Ferrocarriles Nacionales Apá?
Qrobús es una buena noticia, pero traerá problemas porque en la movilidad las prioridades cambian. Se inicia una nueva etapa para la inclusión social, que demanda cambios para usuarios y no usuarios, los usuarios deberán aprender a usarlo y los automovilistas a considerar algunas incomodidades, que representan una nueva luz, tener una sociedad en donde los de la base de la pirámide social sean de a de veras, por una vez, primero.
La vergüenza es el circo encabezado por el propio PRI, la PGR y el Sr. Nieto. Ojalá que quienes sean servidores públicos aprendan que serlo implica un compromiso serio institucional y con la Patria. Es una vacilada el invento de cómo fue destituido, más una vergüenza que este personaje haya dicho que rechaza ser restituido por no afectar a las instituciones. Dan pena, lo malo es que nos representan.