Nos ha pasado que ya no queremos el actual celular porque se volvió lento. Nos enamora tener en nuestras manos un equipo veloz que pueda hacer miles de cosas por nosotros, y si esa velocidad va en paralelo con diseño, el equipo seguramente será objeto del deseo. Lo mismo sucede con las computadoras, ‘laptops’, tabletas, cámaras fotográficas y todo lo que contenga un chip en su interior.
Pero, ¿qué pasaría si estos equipos nunca envejecieran?, que la pérdida de velocidad ocasionada por el uso y/o nuevas actualizaciones de software fueran cosa del pasado; es decir, que fueran capaces de no perder velocidad y, al contrario, se volvieran predictivas o más veloces.
Esta semana, un grupo de investigadores publicaron los resultados de lo que parece un claro avance en lo que ellos mismos definen como “la punta del iceberg”, pues si logran que las próximas computadoras mejoren sus funciones poco a poco de forma automática, en lugar de ralentizarse a medida que envejecen, se daría un gran salto que podrían romper la famosa Ley de Moore.
Esta ley surgió hace 53 años, cuando el cofundador de la empresa Intel, Gordon Moore, predijo que el número de transistores por pulgada en los chips se duplicaría cada 18 meses y que esa tendencia continuaría al menos durante los próximos 20 años.
Cuando Moore hizo esta declaración, el chip más complejo tenía 64 transistores, estimado lector, en este momento tu equipo celular podría tener alrededor de 2 mil millones de transistores.
¿Por qué es tan importante este informe? Estamos hablando de la tecnología clave en el futuro de la inteligencia artificial; estamos hablando de máquinas capaces de autoprogramarse, algo que los expertos llaman Deep Learning o conocimiento profundo.
Las empresas que ya avanzan en este rubro son IBM Watson Developer Cloud, Amazon Machine Learning, Azure Machine Learning,TensorFlow, Microsoft con el proyecto CoCo y desde luego el gigante de los buscadores, Google. Creo que Isaac Asimov estaría orgulloso de este avance, ¿realidad o ficción?