Concluye la Semana Santa y nos preparamos para el gran festejo de los cristianos que es la Pascua, el momento más solemne, el de más alegría, el de más afecto, en donde los cristianos festejamos y celebramos la resurrección de Cristo. Decía san Pablo: “si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe”.
A veces los cristianos nos quedamos solamente con las emociones de la Semana Santa, las procesiones, los viacrucis, las ceremonias, algunas de ellas muy antiguas, de la semana mayor; pero no comprendemos el gran misterio de la resurrección de Jesucristo. Este misterio, de haber vencido a la muerte no es del todo entendido; sin embargo, nuestra fe se basa en un Cristo que vive y que vive glorioso y que camina con nosotros de manera permanente.
La Pascua, es decir, el paso, es el momento que transforma al hombre, que transforma a las criaturas, que transforma nuestras vidas; es llegar después de la oscuridad a la claridad infinita de una luz que no perece, de una luz que alumbra nuestras vidas, de una luz que nos guía de manera permanente.
La Pascua es seguir a Jesucristo y seguirlo como fiel discípulo que lo escucha, que pone en práctica sus palabras, que es testigo de su misericordia y de su amor.
Un amor que se desborda y que es permanente. Pascua es eso, Pascua es vida, Pascua es alegría. Por eso los cristianos nos alegramos por las fi estas solemnes de la Pascua. A veces en este mundo lleno de conflictos, de situaciones difíciles, de problemas laborales, de problemas familiares, de economías de mercado, de políticos y sociedades corruptas, no encontramos una verdadera respuesta para lo que sucede; sin embargo, la respuesta la tenemos en el acontecimiento que estamos celebrando: la Pascua, es decir, Cristo resucitado que vive con nosotros, como ya lo he comentado.
Yo deseo que estas fi estas de la Pascua, sean un momento de cambio, un momento de seguir la luz verdadera, un momento de verdadera alegría. En nuestro México que está comenzando una etapa de elecciones, que busquemos con la alegría pascual que nuestra patria tenga un verdadero destino de progreso y de concordia. Que tenga un verdadero desarrollo pleno para todos los mexicanos, ese es nuestro deseo pascual.