Muchas veces, pasan desapercibidos los lugares que existen en nuestra ciudad, muchos de ellos con una gran historia y con una gran presencia en el desarrollo de San Juan del Río, sobre todo, en la formación de esta gran ciudad tan llena de historia y de una profunda tradición en el centro del país.
Hace unos días, comentaba con mis alumnos de preparatoria precisamente esa situación en donde definitivamente nos hace falta conocer más los lugares que posee la ciudad y que normalmente no tomamos en cuenta o que, a veces, no conocemos realmente su historia, ya sea por no investigar o por leer situaciones que no son las correctas en páginas de internet.
El caso de los conventos sanjuanenses nos llama la atención porque, solamente en la ciudad existen tres conventos que se establecieron en la época virreinal. El primero de ellos es el de San Juan de Dios en la salida hacia Querétaro, dedicado al fundador de la Orden de los Juaninos, que se dedican a la atención hospitalaria de las personas, sobre todo, las más necesitadas. Este fue el primer hospital que existió en la ciudad y que sobrevivió en ese lugar hasta mediados del siglo pasado. No debemos de pensar en un hospital grande como los de ahora, sino, en un hospital con apenas seis u ocho camas y, muchas veces, siguió existiendo por la voluntad de los arzobispos de México. Es en este lugar donde tiene su origen la tradición de la veneración a la imagen de Jesusito de la Portería en el año de 1731, imagen tan querida por los sanjuanenses.
El segundo convento que se estableció fue el Beaterio de Nuestra Señora de los Dolores, mismo que está, hoy en día, al cuidado de las Hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco y que, desde 1683, funciona en el mismo lugar en donde se erigió por el venerable Fray Antonio Margil de Jesús a pesar de las cuatro exclaustraciones que ha sufrido el lugar, convirtiéndose en oficinas públicas e, incluso, perdiendo su cementerio que, en la actualidad, es parte de un fraccionamiento privado.
Por último, el convento de la Preciosa Sangre de Cristo, de religiosos de la Orden de Predicadores, mismo que fue fundado a partir de una cédula del rey de España y que tenía por objetivo apoyar en las labores de evangelización en las misiones de la Sierra Gorda. Este lugar se debe, sobre todo, al ímpetu de fray Felipe Galindo, quien fue el iniciador de esta gran obra misionera en la época virreinal. El convento actualmente es parte de las oficinas administrativas del municipio de San Juan del Río y el Templo es sede de la recientemente creada Parroquia de Santo Domingo.
Así es, de manera breve, como hemos recordado los únicos conventos que se establecieron en esta ciudad y que constituyen parte de la herencia que tenemos los sanjuanenses y de la cual nos sentimos muy orgullosos.
MT