A una semana del deceso del bebé inglés Alfie Evans, la opinión pública internacional destaca que el Estado británico les arrebató a sus padres el derecho sobre su hijo. Fue un juez –en contra del deseo de los papás– el que decidió que lo mejor para Alfie era adelantarle la muerte. ¿Puede un Estado quitar … Leer más
5 de mayo 2018
A una semana del deceso del bebé inglés Alfie Evans, la opinión pública internacional destaca que el Estado británico les arrebató a sus padres el derecho sobre su hijo. Fue un juez –en contra del deseo de los papás– el que decidió que lo mejor para Alfie era adelantarle la muerte. ¿Puede un Estado quitar la patria potestad a nombre de una “muerte digna”?
Dos casos en Inglaterra. En cuestión de meses, hemos presenciado como unos jueces ingleses han prohibido a dos familias buscar una mejor atención médica para sus hijos, Charlie Gard y Alfie Evans, alegando que, como la calidad de vida de ambos bebés resultaría muy precaria, era mejor desconectarlos y dejarlos morir.
¿Quién puede decidir sobre los hijos? En el caso de Alfie, desde diciembre de 2017, los médicos del hospital Alder Hey de Liverpool, pidieron a los tribunales que le retiraran sus padres la custodia del niño, para que éste fuera desconectado y así obtuviera una supuesta “muerte digna”.
Por su parte, el matrimonio Evans reiteraba a la prensa que “nosotros, sus padres, tenemos el derecho y la responsabilidad de tomar decisiones para salvarlo y trasladarlo a un hospital que respete esas decisiones”.
Expertos y jueces deciden por los padres. En ambos casos, los expertos médicos y los comités de bioética de los hospitales decidieron que Charlie y Alfie no debían vivir, porque tendrían condiciones de vida precarias, dado el daño cerebral que ya habían sufrido.
Esta opinión prevaleció en los tribunales, y los jueces consideraron que esa visión estaba por encima de la decisión de los papás de ambos pequeños.
Epílogo. Las ideologías se imponen al sentido común. Todos entendemos que los padres aman a sus hijos y están dispuestos a cuidar a un bebé enfermo todo lo que haga falta, pero hoy se niega esto a nombre de la “calidad de vida”, según la cual no valdría la pena tener una vida con alguna carencia de salud. Pero antes que la calidad de vida está la “dignidad humana” que siempre merece vivir.
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