Nunca antes el pueblo venezolano había sido tan maltratado y humillado como lo es hoy en día por culpa de la conducta irracional e irresponsable de su presidente Nicolás Maduro y sus secuaces; el gobierno de Estados Unidos y algunos latinoamericanos que incentivan la violencia y un golpe militar que podría desencadenar en actos sangrientos que no se justifican.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que un golpe militar triunfaría rápidamente en Venezuela y la misma insinuación la hizo el expresidente de Colombia Álvaro Uribe, quien desde hace tiempo ha entregado el mismo discurso.
Como si lo anterior fuera poco el canciller de Venezuela Jorge Arreaza, en una muestra evidente de que ha copiado el lenguaje patán y bravucón de sus jefes aseguró durante una rueda de prensa en la ONU que su país se defenderá en caso de una intervención extranjera y que “el ejemplo de Vietnam tal vez se quedaría corto”.
Lo anterior causa hilaridad cuando se es bien conocido que al primer disparo sus jefes y él tomarán un avión para huir lo más lejos posible dejando a los soldados y al pueblo inmersos en un conflicto donde no tienen arte ni parte porque son otras víctimas.
Pensar en una intervención militar en Venezuela es algo que no cabe en la cabeza de un ser humano y que el canciller Arreaza aprovechó para darle un manejo social al señalar que Trump y compañía quieren un derramamiento de sangre y muerte. Cabe preguntarle ¿la muerte por falta de alimento y medicamentos y los asesinatos que a diario suceden qué es?
Para agregar leña al fuego el presidente de Argentina, Mauricio Macri, dijo que denunciará al Gobierno de Venezuela ante la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de lesa humanidad, lo que sería inédito en los 16 años de vida del tribunal.
A lo anterior se suma la misma intención que tenían los cancilleres de Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú de enviar a la Fiscalía de la CPI una misiva para que se investigue posibles crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela.