No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla. Andrés Manuel López Obrador ejercerá la titularidad del Poder Ejecutivo federal hasta 2024.
La toma de posesión en el Congreso de la Unión se llevó de manera pacífica con excepción de ciertos incidentes aislados como la reacción a la mención de Nicolás Maduro o el conteo de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, lo anterior si hacemos una comparativa con los altercados lamentables en las ceremonias de protesta de ley que encabezaron en su momento Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón.
Destaco algunos aspectos que, sin duda, seguirán siendo motivo de reflexión.
Dentro del discurso del sábado, el nuevo mandatario señaló la inminente cancelación de la reforma educativa (a mi parecer uno de los aciertos de esta Administración), lo cual produce una incertidumbre latente al preguntarnos en qué condiciones se dará el replanteamiento.
¿Regresarán los privilegios al régimen sindical?
En segundo término, concuerdo con la visión del presidente en cuanto a la amnistía con exmandatarios y funcionarios públicos, en esta etapa democrática, no es conveniente protagonizar una cacería que lo único que generaría sería un situación de afrenta y una potencial fragmentación.
Por último, la creación de la Guardia Nacional y la disolución del Estado Mayor Presidencial convocan a una reorganización en la materia no solo en el aparato gubernamental, sino en las instituciones de seguridad pública ¿Qué pasará con los cuerpos policiacos?
La narrativa orgánica de los próximos días será una mezcla que involucre la operatividad de las Fuerzas Armadas en la procuración de justicia; el Gobierno de México deberá tener en cuenta que, en su mayoría, las principales violaciones a derechos humanos tienen que ver con prácticas castrenses. En relación al dominio electoral por parte de Morena en ambas Cámaras, considero valioso y garante el apunte de Andrés Manuel López Obrador.
“Soy juarista, cardenista, pero también maderista y, por tanto: sufragio efectivo, no reelección”. Le deseo éxito a este sexenio, anhelando el cumplimiento y apego irrestricto al Estado de derecho; respetando bajo cualquier óptica, la división de poderes y la voluntad de los ciudadanos que depositaron su confianza en este proceso.