La pregunta de Donald Trump a un niño de siete años sobre si creía en Papa Noel hizo que las redes sociales y algunos medios de comunicación lo compararan con el Grinch, un personaje de ficción que roba la Navidad.
Las imágenes de televisión que mostraron el reencuentro de venezolanos que volvieron a su país, para visitar a sus familiares para llevarles ropa, regalos y alimentos por la crisis originada por el pésimo manejo de recursos del Gobierno de Nicolás Maduro, da para decir que él es otra especie de Grinch.
Uno y otro creen que son el epicentro del mundo. En las últimas horas, un columnista del ‘New York Times’ escribió que Trump era un peligro por el manejo de la política exterior y lo mismo había dicho su homólogo de Rusia Vladímir Putin, quien acusó al mandatario de ser capaz de provocar una hecatombe mundial.
Su ego es tan elevado que tiene paralizado desde hace cinco días al Gobierno para que el Congreso le apruebe 5mil millones de dólares para financiar el muro fronterizo con el que aspira detener la inmigración ilegal. El Congreso, dominado por la oposición demócrata, le ofrece mil 300 millones y mientras el cierre continúa unos 800 mil empleados de varias ramas federales no pueden trabajar.
Maduro, el heredero del poder que ostentó Hugo Chávez Frías, cuando no inventa un posible ataque de Colombia o una invasión de Estados Unidos hace algo para llamar la atención.
El régimen mantiene detenidos desde hace más de dos años a 59 colombianos en una cárcel de Caracas imputados con varios cargos, entre ellos terrorismo, y se abstiene a cumplir el dictamen de la ONU de dejarlos en libertad.
En su afán de buscar una excusa para despertar un sentimiento nacionalista, la Armada interceptó el sábado un barco que exploraba petróleo contratado por Exxon Mobil en la plataforma continental de Guyana, lo que provocó la reacción de la Comunidad del Caribe, organización que señaló que el hecho supone una amenaza al desarrollo económico del pueblo guyanés y una amenaza a la integridad y soberanía de su territorio.