Donald Trump no es el primer presidente, ni siquiera el primer presidente republicano, que ha intentado definir en parte su legado con un gran proyecto de construcción. Abraham Lincoln firmó las leyes que permitieron obtener terrenos y financiamiento para hacer posible el tren transcontinental. Theodore Roosevelt construyó el canal de Panamá. Dwight Eisenhower construyó el sistema de autopistas interestatales.
Sin embargo, el muro de Trump es diferente, y no solo porque lo más probable es que no llegue a construirse. Los grandes proyectos de construcción mencionados con anterioridad tenían como objetivo establecer conexiones entre las personas y hacerlas más productivas. El motivo del muro es la división; no solo se ha concebido como una barrera para protegernos de personas ajenas, sino como una medida para abrir una grieta entre los estadounidenses. Se centra en generar miedo, no en mirar a futuro.
¿Por qué Trump no está construyendo nada? No hay duda de que es el tipo de político más propenso a sufrir un complejo de construcción y experimentar un deseo ardiente de ver su nombre asociado con proyectos enormes. Además, durante la campaña de 2016 no se limitó a prometer construir el muro; también prometió una reconstrucción sustancial de la infraestructura estadounidense.
No obstante, después de su toma de posesión pasaron meses y meses sin que hiciera nada. Hace un año, de nuevo prometió “la inversión en infraestructura más significativa e intrépida en toda la historia de Estados Unidos”. De nuevo, no pasó nada.
En enero se habló acerca de una reunión en la Casa Blanca para elaborar un nuevo plan de infraestructura. Esta vez es verdad. No hay la menor duda. ¿Acaso este gobierno se atrevería a mentirnos?
Lo que sería interesante preguntarnos es por qué Trump parece tan renuente a reparar nuestros desgastados caminos, puentes y suministros de agua, entre otras cosas, o francamente incapaz de hacerlo. Después de todo, según las encuestas, la gran mayoría del público quiere que aumente el gasto en infraestructura. La inversión pública es un tema en el que Trump podría obtener un gran respaldo de los demócratas; beneficiaría a la economía y también ayudaría a mejorar la percepción del público de que el gobierno es caótico e incompetente.
Por desgracia, todo parece indicar que en los siguientes dos años tendremos que conformarnos con discursos ocasionales acerca de la infraestructura, pero nada de acción. ¿A qué se debe esta parálisis?
Algunos análisis de noticias sugieren que el tema en discordia es el dinero, que solo podrán hacerse grandes inversiones en infraestructura si republicanos y demócratas logran ponerse de acuerdo en la forma de pagar esos proyectos.