Un rebrote del virus ha encendido las alarmas en China. El fenómeno funesto podría traer repercusiones de acusaciones mutuas entre potencias
Alejandro Gutiérrez Balboa
Un rebrote de coronavirus en Pekin ha encendido las alarmas en el mundo. Hasta el martes, se reportaron 106 nuevos casos durante 5 días en el país origen de la pandemia.
Calificando la situación de extremadamente severa, las autoridades chinas implementaron medidas draconianas para contener el rebrote, aislando y sellando 30 comunidades de la capital china, efectuando decenas de miles de pruebas en el rastreo de los contactos de los afectados. Se ha privilegiado el sector alimentos, toda vez que al parecer el rebrote surgió de un mercado. La movilidad de las personas en Pekin representa el mayor riesgo.
Entre las medidas, aparte del confinamiento, está la prohibición a taxistas de transportar pasajeros fuera de determinados límites, el cierre de algunas empresas y 11 mercados de comida, la suspensión de locales y actividades de diversión, así como la cuarentena a todos los viajeros pekineses fuera de la capital. En un solo día se aplicaron 90 mil pruebas, en una situación que muchas agencias califican como fuera de control.
Se han detectado otros cinco casos fuera de Pekin y las autoridades no dudaron en decretar una situación de “estado guerra” y movilizar a 100 mil trabajadores para contener el nuevo surgimiento del virus.
Si bien en toda pandemia existen rebrotes, este es particularmente peligroso, porque se ha dado vía sector alimentos. Como China ha acusado a Europa de haber llevado el virus a través de salmón congelado, es de preverse el impacto que esto tendrá en el comercio mundial de estos productos. De hecho, China ya prohibió la importación de pescado y las acciones de los exportadores europeos ya se cayeron.
Todo esto ocurre en un entorno de polarización y conflicto de las grandes potencias, que pronto habrá de desembocar en demandas de reparación y juicios ante cortes internacionales, por el ocultamiento de información.
Es de destacar la movilización china ante el rebrote, las durísimas medidas que han tenido que implementar en cuanto a confinamiento obligatorio y la principal herramienta: pruebas, pruebas y más pruebas, algo que contrasta con muchos otros gobiernos que no han hecho nada, pero ya empiezan a invitar a la población a retomar sus actividades cotidianas, cuando ni siquiera se ha llegado al pico de los contagios.
MT