Vale la pena recordar que estas conmemoraciones están llenas de esperanza, primeramente en la esperanza que todos los que han partido están en un lugar mejor, un lugar de felicidad, un lugar si tristeza, algunos llamado cielo o cualquier situación similar
Francisco Pájaro Anaya/Columnista
@fcopajaro
Este fin de semana y el próximo lunes son días de mucho recuerdo para toda la humanidad, ya que se conmemoran los días en los que hacemos memoria de todas las personas que han dejado este mundo y se encuentran en otro lugar, sobretodo haciendo memoria de las conmemoraciones católicas de “Todos los Santos” y de “Los Fieles Difuntos”.
En año que transcurre, los días que corresponden a estas conmemoraciones creo que van hacer días de mucho recuerdo, de tratar de hacer memoria de como las cosas han cambiado y de cómo la humanidad tiene que tomar un nuevo giro en razón de la gran crisis sanitaria que tenemos y que ha ocasionado millones de muertos en todas partes del mundo. El recuerdo de las personas que nos han abandonado en el último año es demasiado doloroso, sobre todo por las formas que se han presentado.
Sin embargo, vale la pena recordar que estas conmemoraciones están llenas de esperanza, primeramente en la esperanza que todos los que han partido están en un lugar mejor, un lugar de felicidad, un lugar si tristeza, algunos llamado cielo o cualquier situación similar; la segunda esperanza que tenemos es que en algún día y en algún momento nos volvemos a encontrar con las personas que hemos querido y que se han adelantado.
El prefacio de la misa de difuntos, nos describe perfectamente la situación que he comentado a la luz de la fe: “…aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.”, creo que la promesa de una futura inmortalidad nos lleva a tener la esperanza en las situaciones que he comentado anteriormente.
En estos tiempos difíciles y más ahora que las autoridades han pedido que no se abran los cementerios para evitar contagios en la pandemia, pues las acción más loable que nos queda es el recuerdo de nuestros seres queridos, el recuerdo sin poder visitar sus tumbas o lugares de reposo, su recuerdo en nuestras casas y sobretodo que estemos o más bien que vivamos como a ellos les gustaría vernos.
Los cementerios este año estarán tristes sin las flores, sin los arreglos, sin las tradiciones que cada año repiten los mexicanos, pero tenemos la obligación de recordar a nuestros difuntos de manera permanente, más ahora en este año en donde muchos de nuestros conocidos han partido, su recuerdo quedará permanentemente unido a nuestra vida.
Ojalá este recuerdo también nos lleve a que este fin de semana, es decir estos días nos quedemos en casa, nos cuidamos, cuidemos a las personas que están cerca de nosotros y que recordemos también nuestras tradiciones en nuestros hogares con la ofrenda para nuestros seres queridos y las demás tradiciones propias de estos días.