Diego Armando Maradona Franco (Q.E.P.D.)
Enrique Ramírez Segura
Hablar de sus logros futbolísiticos y de sus pecados capitales, creo que ya no tiene mucho caso, toda su vida (positiva y negativa) después de haberse dado a conocer como uno de los mejores futbolistas del orbe, ya son de dominio público. Más bien me gustaría hablar de él, como una marca, sí, supongo que de entrada, el tema pudiera parecerles frívolo y fuera de lugar en este momento, pero, de verdad, espero que no se tome así.
Cuando estaba en la cima de su carrera, muchas marcas deportivas y no, querían verse asociadas con él. Si mal no recuerdo, Pepsi lanzó una campaña a nivel mundial con su imagen. Además, vendió, tenis, playeras, cachuchas, zapatos de futbol, telefonía, autos y muchas cosas más, incluso, su propia marca de pasta italiana.
Cuando, lamentablemente dio positivo a la cocaína en el Mundial de 1994 en Los Estados Unidos, fue entonces, que, varias de esas grandes empresas se desmarcaron de él, situación que suena lógica, dado que muchas de ellas, fundamentan el prestigio de sus marcas en el buen comportamiento de sus “embajadores” famosos, en alguno de los ámbitos, musical, actoral o, como en este caso, deportivo. Entiendo que Puma fue de las pocas marcas que no le volvió la espalda, sin embargo, sí dejó pasar un tiempo prudente, no haciendo campañas publicitarias con él al frente.
¿Cuál es el punto al que quiero llegar con esta columna? Pretendo hacer énfasis en el ejemplo que dio “El Diego”, para todos aquellos deportistas que alcanzarán, algún día, el estrellato en cualquier diciplina. De sobra, es sabido que la ignorancia y el éxito acelerado son un cóctel altamente explosivo en la vida de cualquier persona. Los atletas famosos, alcanzan, a muy temprana edad, la solvencia económica, con las grandes cantidades de dinero que cobran, primero, por la habilidad fuera de lo común que muestran en su disciplina, y luego, por las grandes marcas que les pagan costales de billetes para que anuncien sus productos. Si la persona, no se preparó académicamente ni fue educada con valores, es muy fácil que se pierda y se destruya en esa caterva de gente que se le acerca, adulándolo, y sacando provecho de su fama. Cada día se hace más importante, que los jóvenes tengan una preparación académica y que se nutran de valores, que normalmente dan la familia y los buenos amigos. De otra manera, si a temprana edad, la Diosa Niké toca sus sienes con el laurel de la victoria, y su fortaleza personal no está firmemente cimentada, invariablemente, les pasará lo qué a Maradona, que de una gran admiración que provocó a nivel mundial, en sus últimos años, sólo arrastró la pena y en muchas ocasiones hasta la mofa de la gente, quizá esto último, duela más que su misma muerte, porque hoy ya descansa en paz, y emergerá su leyenda, tejiendo epopeyas de sus logros deportivos y dejando de lado, sus equivocaciones.
Acotación: Cuando allá por septiembre del 2014, supe que Ronaldinho firmaba con mi equipo, El Querétaro F.C., no pude evitar que mi mente volará a aquel junio de 1984, justo treinta años antes, precisamente cuando Diego Maradona firmaba con el Nápoles, y qué de ser un equipo chico, lo llevó a tocar el cielo con las manos con aquellos dos scudettos (únicos de la institución) y una Copa EUFA que ganaron. Bueno, me imaginé que “un cuento de hadas” podría repetirse en mi ciudad, sí ya sé, sólo fue… un sueño guajiro.