El abuso de autoridad, los excesos y en gran medida ese discurso lo llevó a conectar con millones de mexicanos y mexicanas que le otorgaron la confianza hace poco más de dos años con la esperanza de ver cambios en la forma de hacer política
Carlos Olguín
El discurso del actual mandatario del país ha sido, es y será contra la corrupción. El abuso de autoridad, los excesos y en gran medida ese discurso lo llevó a conectar con millones de mexicanos y mexicanas que le otorgaron la confianza hace poco más de dos años con la esperanza de ver cambios en la forma de hacer política, en la transparencia, en mejor nivel de vida para todos.
Pero no solo ha sido más de lo mismo, sino que en algunos renglones como en el de la censura de medios de comunicación y sobre todo en materia de transparencia, tema en el que todos los resultados han sido negativos en la 4T.
Así es, pues en promedio se clasifican 12 expedientes al día desde la Secretaria de la Función Pública, lo cual no es un cambio, eso no es ser transparente, eso no es cambiar, pero lo más peligroso no es el número de expedientes que se ocultan, sino lo sensible de esa información, pongamos algunos ejemplos:
La FGR se niega incluso con amparos perdidos a revelar la investigación del caso Odebrecht. Esto no tiene sentido, es por lo que tienen “en investigación” a Emilio Lozoya y no quieren que se sepan nombres, levanta serias suspicacias.
Los estudios de viabilidad, dictámenes de uso de suelo de Dos Bocas, el Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucia, del cual se ocultó también el dictamen de autoridades en materia de seguridad aérea, el operativo de Ovidio Guzmán en Sinaloa, los contratos de las vacunas contra el COVID-19, los datos de muertes por COVID, el número de agentes extranjeros en nuestro país, la explosión de Tlahuelilpan, todo lo relacionado con la rifa del avión presidencial, los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, hasta la remodelación de Palacio Nacional para que pudiera vivir con su familia estos 6 años están clasificados por 5 años. Es decir hasta que salga del puesto.
Por otro lado, a través del INAI, se han podido descubrir asuntos como la Casa Blanca de Peña Nieto, la Estafa Maestra, los contratos de Bartlett, los contratos de Felipa Obrador, la casa regalada a Irma Eréndira Sandoval, los pseudoperiodistas que van a la mañanera y quedaron exhibidos como empleados del Gobierno, el imperio inmobiliario de Bartlett, le resulta muy incómoda la transparencia a cualquier gobierno, pero la solución no es estrangularla.
En resumen, me gustaría concluir diciendo que no hay mejor policía que la luz eléctrica, ni mejor desinfectante que los rayos del sol, y como dicen por ahí “el que nada debe, nada teme”, y un gran indicador de la calidad de la democracia es nivel de transparencia y acceso a la información, en el que México no tiene un nivel muy destacado.