El sello de esta administración es la falta de planeación y previsión
Guadalupe Murguía
¡Apague la luz porque no hay suficiente para todo el país en horas de mayor consumo! El gobierno de Morena es incapaz de garantizarle a la población este insumo básico y culpa de esta crisis a todo menos a su absurda e ineficiente política energética.
La situación climática de emergencia en Texas por nevadas inusuales evidenció la vulnerabilidad del sistema de energía eléctrica de CFE y de sus redes de transmisión, que no pudieron impedir el corte del suministro, primero en seis estados del norte del país, y posteriormente en localidades de por lo menos 29 estados de la República.
A pesar de que se tiene noticia de que CFE estuvo enterada previamente de los riesgos, fue incapaz de evitar los mega apagones; no atendió las alertas de que por el mal clima estaban por suspender el suministro de gas proveniente de EUA y del aumento del precio de este insumo, que pasó de tres a 150 dólares por unidad BTU. En lo que va del gobierno de AMLO, se han registrado ocho apagones y fallas en el servicio de luz en diversas regiones, varios de ellos atribuidos a factores externos como la quema de pastizales o situaciones meteorológicas, pero la realidad es que el sistema parece estar colgado de alfileres.
El sello de esta administración es la falta de planeación y previsión. México no tiene reserva estratégica de almacenamiento de gas y, aun sabiéndolo, el gobierno tomó la decisión de no llevar a cabo la licitación de esos proyectos claves para la seguridad energética nacional.
La capacidad de almacenamiento en Estados Unidos es de 65 días, en países europeos de 100, y en nuestro país de un día y medio, ¡prácticamente nula!
Adicionalmente, la CFE decidió no contratar las coberturas de seguro por contingencias, lo que garantizaría el suministro de gas a un costo más bajo y ahora no puede pagar los altos precios que hay en el mercado.
Pero al gobierno de Morena, esta falta de suministro de Texas y el alto costo del gas le resulta muy conveniente y oportuno, pues le viene como anillo al dedo para utilizar en la generación de energía eléctrica combustibles altamente contaminantes como el carbón y el combustóleo de Pemex, que además de ser más caros que las energías limpias, son rechazados por la mayoría de los países.