Sin duda es atractivo ver al Madrid, al Barça o al Manchester United
Enrique Álvarez
La presentación de la Superliga europea por 12 de los equipos más poderosos en Europa causó conmoción entre la afición al futbol.
Hacer una liga donde jueguen los equipos más atractivos para el ‘rating’ televisivo y la taquilla (no necesariamente los de mejores resultados) la verdad es que suena interesante. Muchas veces, como aficionados, atendemos más la expectativa mediática que el rendimiento deportivo.
Para ser franco, mi primer pensamiento es que puede ofrecer un gran espectáculo y que tenía altas oportunidades de ser un producto triunfador. Sin embargo, el andar de las horas generó reacciones de todo tipo y me llevó a analizar de nuevo la naturaleza del futbol como atractivo de masas.
Siempre he creído que la magia del futbol radica en que, una vez que los equipos están en la cancha, todo puede pasar. Es esa incertidumbre que rodea el resultado final de un encuentro lo que causa emoción y expectativa. El deporte no es como un gran concierto de tu artista favorito que te maravilla en cada ocasión que lo ves aunque el ‘show’ sea el mismo. El futbol te ofrece la sorpresa, la picardía, el reto entre dos rivales y el esfuerzo por derrotarse entre ellos. Es esa lucha la que desde el Imperio romano maravillaba a los asistentes al coliseo. Se eliminó la muerte, se agregaron reglas y se lanzó un balón al centro. Pero la naturaleza es la misma: dos rivales luchando por ser el mejor.
Sin duda es atractivo ver al Madrid, al Barça o al Manchester United, pero si le eliminamos el factor del mérito por enfrentarse, si eliminamos la democracia de que un rival más débil pueda enfrentarlos y vencerlos, entonces, con el tiempo, se perderá la magia del futbol.
La UEFA requiere reorganizar sus finanzas y la distribución de las utilidades, pero la naturaleza del futbol no puede ser cambiada. Si deseamos ver un espectáculo de alto rendimiento y destreza, podemos acudir al Cirque du Soleil. Al futbol no puede ni debe arrancársele su ADN de competencia y de democracia.