En Bélgica durante la pandemia se introdujo por primera vez un sistema de navegación nutricional denominado Nutriscore
Darinel Herrera
Sin duda, la COVID-19 vino a marcar un antes y un después con respecto al auge en el consumo, producción y comercialización de alimentos saludables y sostenibles en el mercado de Europa de manera convencional y digital.
Cuando fortalecer el sistema inmunológico y asegurar la continuidad de la cadena de suministro de alimentos se volcaron como principales prioridades para el Viejo Continente, el juego cambió, dando con ello inicio a la era de la digitalización, de la omnicanalidad, de la sostenibilidad y de la inocuidad de los alimentos.
En unos cuantos meses, muchas de las personas que antes de la pandemia no compraban alimentos en línea ahora ya lo hacen. Pero no solo eso, sino que además lo hacen de una manera muy diferente, ya que han sustituido gran parte de sus productos de consumo regular por productos saludables, sostenibles, orgánicos y de productores locales.
Un cambio radical y positivo en los hábitos de consumo en la sociedad europea que desde mi perspectiva se deriva principalmente a dos factores muy interesantes:
En primer lugar, la COVID-19. Una crisis sanitaria global que impulsó a las personas a prestar mayor atención en su salud personal, obligándolas a tener mayor cuidado en sus hábitos alimenticios, en su estilo de vida, en el contenido nutricional y etiquetado de sus productos; ya que hoy se sabe que la obesidad es un factor de riesgo para los enfermos de COVID-19.
En segundo lugar, porque la sostenibilidad se tornó también como una de las principales prioridades para los consumidores europeos, sobre todo para los más jóvenes, quienes se caracterizan por ser una generación con un mayor nivel de conciencia, urgencia y hambre de información. Una generación que exige transparencia en la obtención de información acerca del origen y trazabilidad de sus productos.
Lo más interesante de este tema es que este cambio repentino de tendencias de consumo no se dio únicamente en el consumidor, sino también en los supermercados. Quienes tuvieron que adaptarse rápidamente para atender las nuevas necesidades de los consumidores.
Por ejemplo en Bélgica, durante la pandemia se introdujo por primera vez un sistema de navegación nutricional denominado Nutriscore, el cual ayuda a los consumidores a tomar decisiones más saludables con respecto al contenido de sus productos. De esta manera, se busca que los consumidores asuman una mayor responsabilidad en cuanto al cuidado de su propia salud y del medioambiente.
Además de la implementación de estos innovadores sistemas de navegación nutricional, los supermercados de Europa también comenzaron a incentivar el consumo de alimentos saludables y sostenibles con atractivos descuentos y aumentando la presencia de este tipo de productos en sus anaqueles.
Un cambio de paradigma que representa nuevos retos para las empresas con ideas tradicionalistas y grandes oportunidades para aquellas que sean capaces de entender las tendencias de consumo y adaptarse a ellas.