El acto de diseñar, nos ha formado como especie, favoreciendo nuestra adaptación a climas y condiciones hostiles
Mariana Maya López, Profesora de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño. Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.
Todos llevamos dentro un diseñador, la función de diseñar no le pertenece a una disciplina en particular, nos pertenece a todos. El acto de diseñar, nos ha formado como especie, favoreciendo nuestra adaptación a climas y condiciones hostiles. Desde el punto de vista antropológico, es impresionante descubrir la infinidad de maneras, que ha encontrado el hombre, para resolver, propiciar y disfrutar la propia existencia.
Beatriz Colomina y Mark Wigley, en su libro: “are we human?”, menciona que la fabricación de las primeras herramientas, establecen coincidencias en el tiempo, con el inicio del crecimiento del cerebro en relación al cuerpo, mostrando la capacidad de invención y de iteración que va más allá de los puramente necesario.
Todo lo concebido y fabricado, como espejo de nuestra capacidad de aprender, termina siendo el reflejo fiel de lo que sentimos, pensamos, hacemos y creemos; basta dar un vistazo al espacio donde nos encontramos, para saber qué expresan de nosotros…
Lo que diseñamos nos termina diseñando a nosotros mismos y afectando e impactando a nuestro ambiente obligándonos a cuestionarnos:
1) ¿Cuáles son las nuevas herramientas que nos están definiendo? Quizás las respuestas pueden ir a los dispositivos personales, nuevos materiales, interfases, redes, sistemas, infraestructura, datos y hasta los códigos genéticos.
2) ¿Este diseño en expansión hacia dónde nos llevará y si podremos utilizar estas herramientas para proponer una ruta en la creación de un futuro en armonía con su medio?