La llamada tercera ola de la COVID-19 parece que se hace presente en la entidad. Prueba de ello es el reforzamiento de las medidas sanitarias, de la comunicación con la ciudadanía para evitar la relajación de lineamientos relacionados con la reapertura de actividades, y también la reconversión hospitalaria.
El año pasado, la decisión de usar el Querétaro Centro de Congresos como Unidad de Atención Médica (UMA) fue parte de las políticas emergentes en materia de salud para atender el acelerado número de casos de COVID-19. No obstante, conforme fue bajando el número de casos activos, fue desactivándose paulatinamente esta área para ser redirigida a su razón de ser: los encuentros de negocios.
Hoy la situación se presenta compleja, si se toma en consideración que parte de la reactivación económica depende del turismo de negocios, y muchos de los encuentros de compañías ocurren en este recinto. Por ello, el dilema de la salud y la economía se hacen vigentes nuevamente; es decir, prescindir del QCC en materia económica y privilegiar su uso en materia de salubridad, o viceversa.
La única diferencia respecto del año pasado es la mayor preparación que existe en el personal médico, el aumento gradual en el número de vacunados y la readaptación de los gobiernos ante situaciones de emergencia. En este sentido, los ciudadanos tienen el deber de reforzar la consciencia sobre mantener el cuidado personal y, quienes ya están vacunados, no bajar la guardia, pues aun con la dosis contra la COVID-19 están en riesgos de contagio, pero con efectos mínimos.
Manténgase informado a través de aldialogo.mx y de nuestros canales de Telegram y WhatsApp. Disfrute la lectura.