Hugo Salvatierra /Periodista especializado en negocios y América Latina.
Twitter @HugoSalvatierra
La digitalización de la agricultura es una alternativa para combatir el problema de seguridad alimentaria que afecta a América Latina y el Caribe. Sin embargo, su implementación tendrá que enfrentar retos como falta de financiamiento, de educación y de visión a largo plazo por parte de los gobiernos.
Para dimensionar el problema, basta ver los datos más recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La institución indica que casi 60 millones de habitantes de esta zona del mundo sufrieron hambre el año pasado.
En este sentido, el uso de innovaciones ayudará a generar el sustento de la población, pero también contribuirá a reducir el uso de agua y químicos. En la parte social generará empleos en las comunidades, aumentará el nivel de vida de los habitantes y, como consecuencia, frenará la migración.
Esto será posible mediante la agricultura inteligente. Por ejemplo, imaginen satélites y drones monitoreando los campos para revisar dónde hace falta mayor riego o hay plagas. O bien, sensores y software recopilando y analizando información para mejorar los cultivos, que luego serán cosechados por robots.
Sin embargo, para llegar a este punto, en América Latina y el Caribe todavía hace falta que los gobiernos inviertan en conectividad, nuevas tecnologías y capacitación en las comunidades más remotas.
Y más vale que esto ocurra pronto, pues millones de personas están en riesgo de pasar hambre. Sobre todo, en sitios como Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Haití, que recientemente han sufrido sequías, desastres naturales, al igual que crisis políticas, sociales y económicas.