Alejandro Gutiérrez
El daño que le causó Donald Trump al liderazgo en el mundo de su país es incalculable, pero el daño que le está causando la dupla Joe Biden/Kamala Harris, a pesar de no ser tan perceptible como el de Trump, no lo es menos.
El mundo caminó por décadas tomando en consideración el liderazgo, el poder político y militar, la economía y las ayudas de Estados Unidos. Para bien o para mal, los conflictos mundiales pusieron ese factor siempre en la balanza. Hoy las cosas han cambiado.
El que fuera principal adversario norteamericano, Rusia, al desmoronarse el llamado socialismo real, mostró muchas de sus debilidades. Aunque se ha recuperado considerablemente, aún queda muy rezagado militar, tecnológica y económicamente, por lo que ha utilizado una estrategia indirecta para minar la supremacía de Estados Unidos, de manera particular en Europa. Lo ha hecho sin que los norteamericanos hayan podido inclinar la balanza en favor de sus intereses.
El principal adversario de hoy, China, en forma paulatina ha venido incrementando su poder económico, tecnológico y militar, en forma tal que muy pronto será la primera economía del mundo; su apuesta tecnológica compite ya con las mejores del mundo y su poder militar crece exponencialmente cada día.
Pero la principal fuente de la crisis actual norteamericana es moral. El presidente Biden y su vicepresidenta acaban de lanzar toda una estrategia nacional sobre igualdad y equidad de género, mostrando sus prioridades por encima de la recuperación de un liderazgo perdido.
Siendo un tema polémico, no hay duda de que la denominada ideología de género fue gestada y lanzada en el mundo universitario del país vecino y que sus principales promotoras recogieron el marxismo, tanto de la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Sartre, Derrida, Foucalt) como la de Gramsci, para impulsar una lucha de clases, hoy de géneros, particularmente contra lo que denominan el “heteropatriarcado”.
En forma increíble, los enemigos de Estados Unidos utilizaron el factor menos protegido, el de la cultura, para lanzar toda una campaña que, después de varias décadas, no solo ha permeado en el pensamiento de muchos países, sino que es una realidad desde el propio Gobierno considerado el país por vencer.
Desde el poder mismo de Estados Unidos, hoy se defienden posturas marxistas. Esa es la principal razón del declive de la otrora primera potencia. Ver para creer.