Jorge Camacho
Hace unos días, conversando con unos amigos acerca del medioambiente y de la COP26 que se está realizando en Glasgow, Escocia, uno de los participantes señaló de manera enérgica y contundente: “¡Nos estamos acabando al mundo y no estamos haciendo lo suficiente para evitar el calentamiento global. Necesitamos más leyes de protección al medioambiente y castigar a quienes depredan y contaminan la naturaleza y abusan del reino animal”.
El debate fue interesante, pero lo que más llamó mi atención fue la denostación que comenzó a hacerse del ser humano. Resultamos ser los villanos de la película y causantes de todos los males.
Cuando hablamos de medioambiente, por lo general nos referimos solo a los recursos naturales. Sin embargo, este engloba a toda la naturaleza, al ser humano, a la vida y a los elementos artificiales como la urbanización, la cultura y las tradiciones. Todo esto constituye el medioambiente en un momento y espacio histórico.
Es cierto que el ser humano es el que más tiene interacción con el medioambiente, ya que lo explora, lo modifica y hace uso de sus recursos a fin de alcanzar su bienestar general, pero desgraciadamente, en muchos casos, lo hace negativamente y al tratar de resolver esta problemática atendemos solo las consecuencias, pero no vamos a la raíz del problema, que es la cultura que hemos creado a lo largo de los siglos, en particular, a partir de la Revolución Industrial.
Los conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que imperan en nuestra sociedad y que generan nuestra forma de ser y actuar son las que han creado el medioambiente en el que vivimos y no va a cambiar a menos que modifiquemos la forma en la que hacemos y pensamos las cosas.
Para ello, creo que debemos poner al ser humano en el centro del medioambiente, ya que es el que más interviene en un sentido positivo o negativo. Más que ser el villano, debe ser el actor principal, al que más debemos cuidar, educar, ayudar, cultivar, enseñar, ya que es el que puede hacer lo necesario para crear un medioambiente más equilibrado que favorezca el desarrollo armónico de todas las partes que lo conforman.
Hacemos cumbres mundiales para muchos temas: cambio climático, ‘smart cities’, alimentación, combate a la pobreza, comunicación social, innovación educativa, etcétera, pero sería interesante hacer una cumbre mundial para el ser humano, donde se buscara crear una nueva cultura, donde todos nosotros tuviéramos un enfoque más holístico de nuestro entorno.
Por ello, te invito a que te involucres en los contenidos de la COP26 y pienses qué quieres hacer para poner tus talentos en favor del ser humano y de nuestro medioambiente, pues la actividad humana lo ha afectado gravemente, agotando y casi extinguiendo muchos de sus recursos naturales.
Debemos darle importancia al cuidado de nuestra casa común. Actuemos hoy mismo, pues el tiempo se agota.