Los Blanchet
Ser un irresponsable es la cosa más chévere del mundo. Arrojar la bolita a otros de la situación en la que estemos es comodísimo. Es como seguir dormido y no tener que esforzarse por despertar. De ninguna manera. Tomar las riendas de nuestra vida implicaría tener que espabilarse, explorar el entorno con sus amenazas y oportunidades. ¡Tomar decisiones! ¡Qué horror, no! Alguien más tiene que hacer todo eso por nosotros. ¿Qué no nos trajo al mundo nuestra madre en complicidad con nuestro padre? ¡Yo no les pedí venir al mundo! (reclamo que un balagardo sesentón primo mío hizo a su octagenaria madre cuando ella dejó de darle más dinero). Que ellos respondan por las consecuencias de sus actos, carajo.
El Gobierno tiene que hacer su tarea. Yo no tengo por qué andar reuniéndome con los otros vecinos para hacer mejoras en la colonia o ver por la seguridad. Que lo hagan los políticos, para eso les pagamos. Yo ya cumplí al ir a votar. A propósito, ¿cuánto dinero nos va a dar el Gobierno, lo que prometió López Obrador? La comadre dijo que con lo que le darán por cada uno de sus chamacos ya podrá salirse de trabajar de “famulla”, como decía María Victoria.
Que les quiten a los ricos y lo repartan entre los pobres; ya se les ha insistido mucho en eso, hasta en la ONU. Pero no lo van a hacer; se irán con todo su dinero cuando se mueran seguramente, porque eso de la chamba está bien difícil. Las empresas pagan una miseria y esas ferias del empleo que hace el Gobierno no sirven para nada. Le piden a uno estudios de secundaria mínima y edad no mayor a 30 años, pero con 40 de experiencia. Jajaja. No, pues así cómo quieren que uno trabaje, ¿verdad? Por eso le digo a mi vieja que si quieren que les trabaje, pues que vengan a buscarme a la casa, y ya veremos si le conviene a uno o no.
Ora, los españoles y los gringos son los que, desde siempre, nos han sangrado –y lo siguen haciendo–. Unos nos conquistaron y los otros nos robaron más de la mitad de nuestro territorio. Luego los güeros del norte se llevaron nuestro petróleo (cuando había) a precio de risa y, ahora que no tenemos, nos venden la gasolina a precio de oro. Nos compraban el maíz bien barato y nos lo siguen revendiendo en forma de “Confléis” bien caro. Ahora que ni ‘máiz’ exportamos, pues estamos peor de fritos.
Pero yo todavía tengo fe y esperanza en que todo va a cambiar, primero Dios. Ahora que fue el día de la Virgen, le pedí un milagro para que todo se componga, porque estoy convencido de que las cosas solamente se pueden arreglar desde allá arriba; poco podemos hacer nosotros acá abajo. Es la voluntad del Señor.
Bueno, y para que no digan que no aporto nada a la sociedad, yo colaboro con meterme a las redes sociales para opinar sobre todo lo que está mal y decirles a esos políticos corruptos hasta de lo que se van morir. Quién quita y se corrigen, si tienen tantita vergüenza. Si no, por lo menos ya desquité mi coraje… Y ya. No me pidan más. Como dijo el chinito: “yo ya copelé”.
Toma mi mano
Diciembre nunca me gustó para que alguien se vaya, pero este mes parece que se ensaña haciendo que se vayan los que queremos. Ya ven que reza el dicho: diciembre, enero y febrero: el desviejadero. Tristemente este año, y sOlo para comenzar, les tocó a la actriz Carmelita Salinas y al querido ‘Chente’ Fernández. Ahora sí enmudeció el palenque y se apachurró nuestro mexicano corazón en vísperas de las fiestas navideñas, en las que se supone que todos debemos estar contentos y celebrando. Aunque puedo asegurar que muchos agarraremos una jarra navideña hasta perdernos en toda la discografía del ‘Charro de Huentitán’. Pero mucho ojo con salir a las calles con los niveles etílicos elevados, porque seríamos unos verdaderos irresponsables. No debemos olvidar el nada honroso tercer lugar que ocupamos a nivel nacional en accidentes de tránsito con consecuencias fatales, y eso no está chévere. Sin embargo, podemos sospechar que habrá gente que, con tal de degustar el opíparo menú que ofrecen en ‘el torito’ y ‘la vaquita’ en Nochebuena y Año Nuevo a las víctimas del alcoholímetro, serán capaces de reventarse unos pomos de ron de la casa “Cahuey” y hacerse los aparecidos en el retén.
El décimo segundo mes del año suele ser bastante emotivo. Por mi parte, mis emociones van de la agonía al éxtasis, y mis ojos suelen convertirse en una réplica de las cataratas del Niágara. Como tradición, chillo por todo; desde el cuatro de diciembre, por ser nuestro aniversario de bodas (aunque sospecho que Marido llora por otras razones), después el cumple de mi “Apá”, luego las Mañanitas a la Virgen –que más bien lloro porque me asusto con la condenada pirotecnia–, y para rematar, la báscula que me tiene mala voluntad y comienza a deslizar su malévola aguja hacia la derecha sin piedad. Pero Marido sabe que llevarme a dar la vuelta (eso sí, con cubrebocas y sana distancia porque no debemos bajar la guardia) es el remedio perfecto para calmar mis lágrimas. Aunque esta vez no contó con que el centro de la ciudad de Querétaro está tan bellamente adornado y hasta con una pista de hielo, que al ver todas las lucecillas navideñas recordé mi infancia, mi barbilla tembló, el puchero apareció e inmediatamente encarné nuevamente en una magdalena.
Al protagonizar semejante escena de ‘La rosa de Guadalupe’, mi compañero de vida solo atinó a expresar: Blanchet, toma mi mano y vámonos a casa… no lo hubiera dicho, ya que en ese momento recordé el premio al Alcalde Solidario e Incluyente de Latinoamérica 2021 que le otorgaron a Luis Nava por el programa ‘De la mano por tu seguridad’, y ahí les voy de nuevo. En fin, esta vez no me pidan más, porque si me dicen mi alma, seguro querré mi casa aparte.
Le esperamos hoy por la noche en punto de las 9:00 en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por ‘streaming’ en rtq.mx. Finalmente, le recuerdo que tenemos una cita aquí el próximo jueves…para echarnos otro caldito.
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