Mish Miranda
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El domingo pasado fuimos testigos del escándalo y conmoción suscitada en redes sociales por el golpe que dio Will Smith a uno de los conductores de la ceremonia, Chris Rock, a mitad del escenario, en televisión abierta, frente a las y los asistentes de la entrega de los premios Oscar.
Por lo que quisiera apuntar al primer concepto que la perspectiva de análisis de género nos deja entrever, cuando se habla de la necesidad de omitir, erradicar y sensibilizar los compartimientos originados por roles de género en la sociedad que vivimos.
Ya qué estos, siguen siendo innecesarios y tóxicos, dando una muestra de lo que ya no puede seguir sucediendo en el entorno, a plena luz del siglo XXI, el rol de proveedor, aquél rol protagonizado por el hombre en los hogares mexicanos y de muchos más lugares del mundo, es visto como un sistema de valores que juzga la importancia de un hombre en función del estatus y de los beneficios económicos de su desempeño en el espectro público.
El cumplimiento del rol de proveedor está asociado a ser la autoridad en el hogar, al ejercicio del poder, y por ende a la defensa de la familia, pero esta defensa y cuidado, visto desde una mirada y actuar poco funcional, es ejercida a través de diversos tipos de violencia, no nada más verbal, si no física como pudimos observar el domingo pasado.
Y esta sucede que en cualquier rango económico, de preparación académica y estatus social, está muy alejada la brecha del diálogo o la aplicación de límites sanos, adecuados y funcionales al momento de recibir una burla, humillación o daño a algún miembro familiar, de la cual no omito importancia en causar indignación, pero si refiero y hago énfasis en dejar ver que no es un héroe al intentar defender ejerciendo más violencia.
Mostrando únicamente que la masculinidad estará reñida o juzgada a través de la fuerza, la demostración de poder e imposición de autoridad y poder.
Y aunque el porcentaje de hogares al mando de una mujer aumentó a 28.5 por ciento en 2017, aun la cifra sigue siendo baja en comparación con las familias dirigidas por hombres, de acuerdo con la Encuesta Nacional de los Hogares 2017 (ENH) es una realidad, que hoy en el imaginario social, el hombre es puesto como el jefe de familia, hombre de valor y fuerza que podrá defender a sus miembros como en la era de las cavernas, a golpes, gritos y demás.
Si aplaudieron la violencia física y verbal de Will Smith, habría que reflexionar como es que seguimos visualizando el rol masculino y de jefe de familia, como para justificarle.
Hoy, la defensa de la familia no debería estar puesta en un violencia física, si no, entender que los límites sanos, traen cordura y mayor determinación, y sin duda, que la Academia de los Óscars, debería repensar esos “speechs” o diálogos cómicos que únicamente hacen uso de las tragedias ajenas para la burla o gracia.