En esta última etapa del año se articuló la idea de implementar una reforma constitucional en materia electoral, la iniciativa se presentó la semana pasada en la Cámara de Diputados por parte del Ejecutivo Federal, por el Presidente.
La reforma fue rechazada, sin embargo pretendía debilitar al Instituto Nacional Electoral, lo que es curioso, es que en nuestro país nunca se había propuesto una iniciativa en materia electoral por parte del Presidente o del partido oficial.
Desde los años noventa cuando se creó el antecesor del INE, el IFE, siempre las iniciativas electorales habían surgido desde la oposición y logrado el consenso de todas las demás fuerzas políticas; esta no fue el caso.
Nosotros, como jóvenes no concebimos un México sin tener una credencial de elector con fotografía en nuestras manos. Tampoco nos imaginamos un órgano electoral que dependa de la Secretaría de Gobernación y que el árbitro electoral sea designado por el Presidente.
Es difícil imaginar un régimen de gobierno que dure 70 años y que no exista la opción de elegir a quien queremos que con sus ideas resuelva los principales problemas que tenemos como jóvenes.
Ese México que no imaginamos puede volver si nosotros no alzamos la voz y generamos conciencia entre los jóvenes de lo grave que puede hacer el alterar nuestro sistema electoral que sí funciona, que garantiza la alternancia del poder público y que el árbitro electoral es completamente autónomo, llegó el momento de cuestionar.
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