Fernando Islas
El domingo pasado se cumplió un año de la barbarie vivido en el Estadio Corregidora, las imágenes y videos dieron la vuelta al mundo entero, noticieros locales, nacionales e internacionales dieron nota de la violencia sin medida durante y después de aquel Gallos Blancos VS Atlas. Hoy en día los verdaderos responsables viven el la normalidad que la impunidad te brinda, por otro lado hubo casos como el de Cuauhtémoc “N” en el que la autoridad abusó de sus capacidades para fincarle una responsabilidad que no tenía.
A poco más de 365 días la cancha sigue vetada y en un par de jornadas recibirá nuevamente al público sin que existan garantías reales de seguridad para aquellos que acuden a disfrutar de la fiesta del fútbol, hasta hoy la administración estatal ha sostenido una versión bastante “light” sobre lo sucedido, han buscado de diferentes maneras maquillar tan preocupante situación, misma que refleja el aumento de la violencia en nuestra entidad, aunque se quiera continuar con la mágica versión de que en nuestro Querétaro, no pasa nada.
Me pregunto si el encono que generan las obras estatales, mismas que hacen estragos en la vida del estudiante, el obrero y de la ciudadanía en general, no será un elemento que pudiera detonar nuevamente un acto de la naturaleza de aquel 5 de marzo, tomando en cuenta que la población de la capital vivimos inmersos en un caos que lejos de disminuir, incrementa con cada comunicado oficial. Atención a lo que venga, espero que los que fuimos testigos directa o indirectamente de aquella batalla campal, no olvidemos que la autoridad competente no hizo nada para evitar lo que fue un baño de sangre. Prohibido olvidar.