Este 2023 cierra con un sabor agridulce para la ciudadanía. Por un lado, los diferentes logros de la 4T emocionan a más de uno y nos revelan otra cara de un Gobierno federal que, hasta antes del 2018, se centraba más en justificar el estancamiento del país que en crear nuevas opciones de crecimiento, en especial en zonas donde la indiferencia era la respuesta ante las demandas de los pobladores.
Sin embargo, hay que ser críticos con aquello que falta por hacer; hay temas trascendentales vinculados con la seguridad que, si bien son atendidos desde diferentes frentes, aún hay trabajo que realizar.
El año que termina será el último bajo el mando de López Obrador. Su papel será recordado por fijar los cimientos de una transformación absoluta de la vida pública de la nación.
Será responsabilidad de la doctora Claudia Sheinbaum el continuar con lo trabajado en el presente sexenio y seguir con la misma lógica de gobierno donde se actúa en consecuencia de lo que el pueblo mandata.
El otro lado de la moneda lo vivimos en Querétaro, donde ya ni la burla se perdona cuando cada tanto sale un comunicado avisando que la obra del caos no se terminará en los tiempos establecidos, ocasionando una serie de situaciones que desembocan en problemáticas sociales cada vez más agudas.
El 2024 puede ser un duro revés para los blanquiazules. La preferencia y arrastre del 2021 difícilmente se podrán repetir en lo local, como consecuencia de las malas decisiones tomadas en los últimos años.
Tiempo al tiempo, el siguiente año es el de la consolidación y la cita con la historia está pendiente.
¡Próspero Año Nuevo a todas las lectoras y los lectores!