Muchos soñamos con tener nuestra propia empresa; lograr una estabilidad económica, libertad de agenda, generar empleo y ser independientes. Pero el reto no es sencillo.
Los emprendedores aportan gran valor al país siendo que las PYMES sostienen al 99% de la economía, generan el 78% de los empleos y aportan 42% del Producto Interno Bruto, de acuerdo con el INEGI, pero el 75% de las PYMES en México no logran sobrevivir más allá de los 2 años de operación ¿Por qué sucede esto? la respuesta es multifactorial: falta de experiencia, no poder acceder a los financiamientos, competencia en el mercado, falta de estrategias efectivas, y a todo lo anterior sumaria la falta de tolerancia a la frustración, la falta de disciplina y las grandes cargas fiscales a las que se enfrentan las empresas.
Aunque existen programas de apoyo gubernamental para fomentar el emprenedurismo como el Programa Nacional de Emprendedores y el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) y se han creado diversas fuentes de financiamiento así como espacios de colaboración y networking, las últimas reformas fiscales y a la Ley del Trabajo, mucho apoyan a los trabajadores más no así a los patrones que son quienes sostienen.
Desde 2014, ha habido distintas reformas fiscales como la del ISR, la modificación a la Ley de Ingresos sobre el impuesto especial sobre producción y servicios, la eliminación de deducciones, la implementación de la NOM 035 que establece que las empresas deben realizar una evaluación de los factores de riesgo psicosocial presentes en el entorno laboral, como la carga de trabajo, el estrés laboral, la violencia laboral, el acoso y la falta de control sobre el trabajo y recientemente la NOM 037, conocida como la norma o la ley del home office, tiene como objetivo garantizar el bienestar de las personas que realizan sus labores de forma remota, tanto para los empleados como para los patrones, mediante la implementación de lineamientos y obligaciones.
Me parece fenomenal que se esté ya visibilizando la importancia de abonar en la salud mental de los trabajadores y su bienestar, pero esto no está empatando con la realidad de los patrones.
La carga fiscal resulta insostenible, deben pagar alrededor del 30% de ISR, 10% de utilidades, 10% de PTU (participación de los trabajadores en las utilidades) y enfrentarse a nuevos modelos de trabajo y empleabilidad que pueden abonar a menor productividad y por ende, menores resultados.
Es fundamental que se generen nuevos modelos que ayuden a que se pueda contar con finanzas sanas, reformas y leyes que impulsen al crecimiento y sostenibilidad de las PYMES. Nos estamos enfrentando también a trabajar con una generación (millennials) con visiones totalmente distintas y que conllevan retos de permanencia y productividad.
Lo dije hace unos días en una red social; no todos los patrones somos capitalistas ambiciosos que queremos explotar a los trabajadores, ni todos los trabajadores son comprometidos y honestos. Debemos lograr un balance en las leyes para que ambas partes puedan tener un desarrollo y crecimiento exitosos y no se haga un mal uso de las leyes y reglamentos.