Recientemente la Secretaría de Educación Pública (SEP), dio a conocer los libros de texto gratuito para el ciclo escolar 2023-2024, mismos que en los últimos días han causado un sinfín de críticas, pero sobre todo preocupación entre maestros, organizaciones de padres de familia y expertos en temas educativos, quienes han referido varios errores en estos materiales.
Además de los errores que presentan los libros de texto gratuito, estos fueron impresos y distribuidos en completa ilegalidad, en contravención a la Ley General de Educación (LGE), esto es, sin planes y programas de estudios oficiales. Pues dichos planes debieron ser publicados en el Diario Oficial de la Federación, previo a la elaboración de los libros de texto, cosa que no ocurrió.
Dentro de las principales quejas de los libros de texto, es que se incluyen pocos temas relacionados con la enseñanza de las matemáticas, contrario a la tendencia de los países más desarrollados de avanzar en esta materia, ya que su función no solo es escolar, sino que, con su enseñanza se promueven cualidades y habilidades como la resolución de problemas, la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de razonar.
Igualmente, se han detectado además graves errores gramaticales y ortográficos, así como otras equivocaciones como: operaciones aritméticas básicas mal ejemplificadas, que Júpiter está más cerca del sol que de la Tierra, y la fecha de nacimiento de Benito Juárez, por citar solo algunas.
Por todo esto, es que la Unión Nacional de Padres de Familia promovió amparo contra los nuevos libros de texto 2023-2024, respecto al cual les fue otorgada una suspensión desde el mes de mayo, para que la SEP verifique los procesos legales para la determinación de los planes y programas de estudios; y, para que garantice la intervención de los gobiernos estatales y especialistas en materia educativa. Sin embargo, esta dependencia ha incurrido en desacato al no publicar los planes y programas de estudio y continuar con la entrega de los polémicos libros. Veremos en que concluye.
Es cierto, la educación necesita modernizarse, pero debemos hacerlo con una ruta crítica y clara, de otra manera, nuestras niñas y niños serán los más afectados y las desigualdades educativas serán aún más profundas.