Después de 6 debates, todos caracterizados por la cordialidad, planteamientos serios de las problemáticas de nuestro país, donde se habló de las mujeres, del futuro de México, pero sobre todo se dieron propuestas muy interesantes de cómo resolver los grandes problemas en materia de seguridad, salud, educación y economía; tanto Xóchitl Gálvez como Beatriz Paredes demostraron su capacidad, su entrega y profesionalismo dejando claro que ambas cuentan con los atributos y cualidades necesarias para gobernar nuestro país.
Sin embargo, fue Xóchitl Gálvez Ruiz quien resultó ganadora en las encuestas para ser la coordinadora nacional por el Frente Amplio por México, respaldada por PAN, PRI, PRD, pero sobre todo por la sociedad civil, lo que evidencia la unión y fuerza de quienes queremos un mejor país.
Existió una crítica porque no se concluyó el proceso de consulta que se tenía previsto para el domingo; crítica que también vino de Palacio Nacional.
Cabe aclarar que esto no fue decisión de las candidatas, sino de las dirigencias de los partidos, quienes consideraron que las encuestas daban un margen muy amplio en favor de la senadora panista y omitiendo el proceso de consulta, se evitaban los riesgos latentes de injerencia por parte del Presidente y su partido, lo que incluso hubiera podido afectar al Frente Amplio por México.
Para nadie es un secreto que el Presidente se ha dedicado a violar la ley, empleando todos los recursos humanos y económicos del Estado para denostar a Xóchitl Gálvez, por lo que llegar a un proceso de consulta que posiblemente podría ser corrompido desde Palacio Nacional, sabiendo que todas las encuestas favorecían a Xóchitl, no solo hubiera sido un despropósito sino un error que podría haber terminado con los Acuerdos que tanto trabajo costó construir.
Por ello, me parece, que, el mecanismo adoptado por los partidos políticos del Frente no afectó ni la credibilidad del proceso, ni minó la legitimidad de la ganadora, por el contrario, se mantuvo la unidad, se cerraron filas en favor del proyecto democrático que busca vencer a un movimiento político autoritario, ineficiente y polarizador que representa Morena.
El reto es mayúsculo, Xóchitl lleva una desventaja de años ante la corcholata beneficiada por el dedazo, quien a pesar de llevar años en campaña no ha logrado despuntar. Además, sabemos, deberá mantener la unidad del Frente, resistir los embates del Palacio Nacional, darse a conocer ella y sus propuestas, y, aun así, no tengo la más mínima duda de que saldrá victoriosa y será la primera mujer Presidenta de México.