A las 13:14 horas del 19 de septiembre de 2017, ocurrió uno de los temblores más siniestros en la CDMX, con decenas de víctimas que perdieron su vida o su patrimonio.
Uno de los casos emblemáticos de la tragedia, fue el derrumbe del Colegio Rebsamen, el cual dejó a varios niños, maestros y trabajadores del lugar, atrapados bajo los escombros del inmueble.
El saldo fue de 26 personas muertas, donde 19 eran menores de edad. Si bien fenómenos como los temblores son impredecibles, y nadie puede ser responsabilizado por sus consecuencias, la experiencia nos ha permitido saber que bajo ciertas acciones y previsiones se pueden reducir el riesgo y los accidentes cuando ello ocurre.
Lamentablemente, la corrupción y la negligencia, no sólo ignoran las reglas y protocolos de prevención, sino que propician que vidas que pudieron salvarse, se pierdan.
En el caso del Rebsamen, las investigaciones periciales dieron cuenta de irregularidades en los permisos y la construcción del edificio. Se permitió alzar pisos adicionales con un peso indebido que, en buena parte, fueron la causa del desplome de la escuela.
Se le imputó responsabilidad a la dueña y directora de la institución, Mónica García Villegas, quien fue sentenciada el 14 de octubre del 2020, por homicidio imprudencial, al construir ilegalmente en el inmueble, lo que facilitó su derrumbe.
También fueron imputados los tres responsables de la obra. Sin embargo, la servidora pública titular de la entonces Delegación Tlalpan, que emitió los permisos para la indebida construcción, Clauida Sheinbaum, no tuvo ninguna consecuencia jurídica.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación el 12 de noviembre de 2019, la cual ordenó que Sheinbaum debía ofrecer una disculpa pública por los hechos.
Ya siendo jefa de Gobierno de Ciudad de México, Sheinbaum, se limitó a ofrecer una disculpa pública a las personas afectadas por el desplome del Rébsamen, a pesar de haberse negado con anterioridad aludiendo que, por protocolo, le correspondía a Martí Batres, secretario de Gobierno de la CDMX, ofrecer la disculpa.
No hay forma de reparar el daño por la pérdida de una vida, menos aún cuando se trata de nuestra niñez, pero la negligencia, incompetencia y, probablemente, la corrupción, de quien debe estar para garantizar nuestra seguridad, no debiera quedar en la impunidad.
Por el contrario, no sólo no se sancionó a la responsable, sino que, a la postre, será candidata a la presidencia de la República, mostrando lastimosamente la impunidad que se tiene en el poder.