Se efectuó el primer debate presidencial entre Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez, en el cual el balance fue que hubo más ataques y descalificaciones, pero pocas propuestas.
Evidentemente, quien acudió a la ofensiva fue Xóchitl Gálvez, con la finalidad de recortar la distancia que las encuestas señalan, para así cerrar la contienda el día de la jornada electoral. Claudia Sheinbaum buscó esquivar los ataques e intentó plantear sus propuestas; no obstante, parece que hay un consenso en el sentido de que el formato del debate abonó poco para que las candidatas y el candidato desarrollaran mejor sus planteamientos, es decir, su modelo de país en los rubros de educación, salud, grupos vulnerables, transparencia y combate a la corrupción.
En el imaginario popular quedará poco y nada de las propuestas desarrolladas en el debate y, más bien, quedaron manifestadas las formas en que reaccionan los candidatos a la incomodidad de las descalificaciones y los ataques. Lo que siempre se espera de los debates, es que haya altura de miras y se planteen propuestas; casi nunca ocurre.
Esperemos que para los dos debates presidenciales que faltan haya un mejoramiento en el formato por parte del INE, porque, a fin de cuentas, los ciudadanos merecen escuchar y lograr contrastar los proyectos de nación que se busca implementar para los próximos años. Los ciudadanos lo merecen.