Viviana Barquero*
El cambio climático plantea importantes retos a las infraestructuras energéticas, lo que genera apagones con mayor frecuencia y gravedad. El aumento de las temperaturas intensifica la demanda de refrigeración, sobre todo, en regiones ya propensas a las olas de calor, lo que sobrecarga las redes eléctricas. Sin embargo, la energía distribuida emerge como una solución resiliente capaz de mitigar estos impactos mediante la descentralización de la producción energética y la mejora de la flexibilidad de la red.
A diferencia de los sistemas centralizados que dependen de grandes centrales eléctricas y extensas redes de transmisión, la energía distribuida utiliza una red de generadores de menor escala situados cerca del punto de consumo, estos generadores pueden incluir paneles solares, turbinas eólicas, baterías y microrredes; la principal ventaja de la energía distribuida es su resistencia a las perturbaciones climáticas. Al dispersar la generación de energía en múltiples emplazamientos, se reduce el riesgo de fallos puntuales que suelen provocar apagones generalizados.
Los sistemas de energía distribuida pueden complementar la infraestructura centralizada existente, mejorando la fiabilidad y flexibilidad generales de la red. Invirtiendo en la modernización de la red y en reformas normativas progresivas para facilitar la integración de la energía distribuida, podremos crear un entorno de mayor justicia climática y verdadera soberanía energética.
*Directora del Departamento Regional de Arquitectura, Región Centro Sur, Tecnológico de Monterrey
Twitter: @vivibarquero
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