Seth Pérez

Esta temporada de lluvias será más extrema con efectos dañinos y entendemos bien que la prevención de daños materiales se concentra en la infraestructura pública, construcciones y hasta en el campo. Sin embargo, se nos olvida identificar que es vital prevenir los daños a la propia naturaleza, simplemente por la basura y contaminación que se lleva el agua ya sea con una simple lluvia, por una inundación u otros desastres.

Las inundaciones generan un daño a la infraestructura de las ciudades, pero también se genera un daño al ambiente por contaminarlo con diversos materiales químicos, biológicos y excremento humano o animal. Estos daños se cuantifican en pérdidas de zonas agrícolas, pero poco se identifica de los residuos que se filtran a las zonas de carga de acuíferos, las partículas o micropartículas que terminan en ríos, mares y en los peces.

El cambio climático se caracteriza por fenómenos más intensos, extremos, duraderos o escasos y en lugares diferentes a los habituales. Por ello, muchos lugares no están preparados para mucha o poca lluvia, granizo, calor o cualquier otro fenómeno natural. Es necesario prepararnos, prevenir, pero también identificar efectos, costos y nuevos procesos que nos afectarán. ¿Usted qué opina?