Deseo de Año Nuevo: Enrique Álvarez

Enrique Álvarez

Mi padre es una persona poco ortodoxa y desde muy niño aprendí de él cosas que no son para menores. No piensen mal de mi padre. Siempre ha tratado de que me conduzca por el camino del bien. Pero él es culpable de que yo a los 5 años fuera capaz de citarles el repertorio completo de Joan Manuel Serrat.

Con un lustro de edad me llamaba la atención que Serrat le cantara al mediterráneo, a un maniquí o al cristo de los gitanos. Sus canciones no eran comunes. Y había una en particular que me generaba múltiples cuestionamientos: LA FIESTA. Me llenaba de incógnitas que la noche y el vino permitieran que el noble y el villano, el pro hombre y el gusano bailaran y se dieran la mano sin importarles la facha.

Hoy entiendo a la perfección la canción y en mis tardes filosóficas he encontrado una similitud de ese efecto que genera la noche y el vino con el futbol amateur. Me explico:

El futbol amateur permite que 2 extraños jueguen el mismo juego sin conocerse, y hasta sin hablar el mismo idioma.

El gol permite que nos abracemos, la choquemos y sonriamos a tan solo 3 minutos de conocernos.

El futbol amateur genera amistad y diversión. El futbol amateur une a adultos y niños, hombres y mujeres, gordos y flacos, pobres y ricos. Jugamos al futbol sin importar credo, nivel socieconómico, raza o preferencia sexual.

Al comerme la uva número doce, pedí que la vida cotidiana nos de lo que genera el futbol amateur. Amén.